El gobierno de China ha decidido aplicar aranceles adicionales del 34% sobre los productos importados desde Estados Unidos en respuesta a los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump. Esta medida, que entrará en vigor el 10 de abril de 2025, forma parte de una serie de acciones punitivas que Beijing ha adoptado tras las tensiones comerciales en curso entre ambos países. La nueva tasa se considera un «arancel recíproco», es decir, una respuesta directa a las tarifas de Trump, quienes han sacudido el comercio global.
El aumento de aranceles y su impacto en el comercio bilateral
El arancel del 34% impuesto por China se suma a los aranceles previos del 10 al 15% aplicados a productos agrícolas estadounidenses por un valor de unos 21,000 millones de dólares. Esta escalada, según Pekín, tiene como objetivo frenar el flujo de productos como el fentanilo ilícito, que ha sido una preocupación para las autoridades estadounidenses. Las relaciones comerciales entre los dos países ya estaban bajo presión desde la administración de Trump, quien había introducido aranceles a productos chinos por valor de miles de millones de dólares durante su presidencia.
Reacciones de Donald Trump y las tensiones crecientes
La respuesta del presidente Trump no se hizo esperar, y a través de redes sociales calificó la medida china de “mala” y sugirió que Pekín “entró en pánico”. A pesar de las reacciones, el mercado chino sigue siendo un destino clave para las exportaciones agrícolas de Estados Unidos, aunque las importaciones de productos agrícolas de EE. UU. han disminuido por segundo año consecutivo. En 2024, las importaciones de productos agrícolas de EE. UU. a China cayeron significativamente, alcanzando los 29,250 millones de dólares, una baja considerable respecto al año anterior.
Controles adicionales y la lista de «entidades no confiables»
Además de los aranceles, el Ministerio de Comercio de China ha anunciado que implementará controles más estrictos sobre las exportaciones de tierras raras, elementos esenciales en la fabricación de productos de alta tecnología como chips y baterías para vehículos eléctricos. Esta medida busca proteger los intereses nacionales y cumplir con los compromisos internacionales relacionados con la no proliferación.
Por otro lado, Pekín ha añadido a 11 empresas estadounidenses a su lista de «entidades no confiables», lo que permite tomar medidas punitivas contra ellas. Las compañías afectadas incluyen importantes actores en la industria de la tecnología, como fabricantes de drones y empresas de defensa. Además, 16 empresas estarán sujetas a una prohibición de exportación de bienes de «doble uso».
Demandas en la Organización Mundial del Comercio (OMC)
China también ha presentado una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), acusando a EE. UU. de violar las reglas internacionales de comercio con sus aranceles. Pekín califica esta práctica de intimidación unilateral y subraya que podría poner en peligro la estabilidad del sistema económico global.
Impacto en los mercados globales
Las tensiones comerciales entre los dos gigantes económicos han comenzado a generar efectos inmediatos en los mercados financieros. El índice Dow Jones ha caído un 10% desde su máximo histórico. Reflejando la creciente preocupación sobre cómo las tarifas adicionales podrían afectar tanto la inflación como la demanda a nivel mundial. Otros índices internacionales, como el DAX en Fráncfort y el índice CAC 40 en París, también experimentaron caídas significativas.
Los precios de las materias primas también se vieron afectados, con el petróleo y el cobre registrando bajas sustanciales. Las expectativas de una menor demanda global, exacerbadas por la guerra comercial, hicieron que el precio del cobre, Vital para el almacenamiento de energía y las tecnologías renovables, cayera más de un 5%.
Conclusión: Un conflicto con repercusiones globales
El aumento de los aranceles y las medidas adicionales tomadas por China no solo agravan la relación comercial entre ambos países, sino que también tienen repercusiones a nivel mundial, afectando mercados, productos y economías enteras. El enfrentamiento no muestra señales de disminuir, y mientras EE. UU. y China siguen enfrentándose en este conflicto económico, el impacto de sus políticas puede ser sentido mucho más allá de sus fronteras.
Fuente: La Nación
Te puede interesar:
Corte avala restricción al uso de celulares durante segunda vuelta electoral