La reciente visita del presidente electo de Chile, José Antonio Kast, a Ecuador subraya el rol estratégico que el país andino desempeña en la lucha contra el crimen organizado transnacional. Este encuentro con el presidente Daniel Noboa no fue un acto diplomático aislado, sino parte de una estrategia regional coordinada para enfrentar amenazas compartidas como el narcotráfico, la migración irregular y las redes criminales que operan sin fronteras.
Coordinación regional frente a amenazas compartidas
Las conversaciones entre ambos mandatarios abordaron temas críticos: intercambio de información de inteligencia, fortalecimiento del control penitenciario y coordinación operativa contra el crimen organizado transnacional. Además, Kast realizó una escala en Lima donde discutió con autoridades peruanas la implementación de corredores humanitarios y mecanismos conjuntos de control migratorio, evidenciando que Chile, Perú y Ecuador buscan respuestas integradas ante desafíos que rebasan las capacidades individuales.
Ecuador se ha transformado en un punto neurálgico de rutas ilícitas, especialmente aquellas vinculadas al narcotráfico con destino al Pacífico y Europa. Esta situación se agrava por el incremento de la cooperación con Estados Unidos, que confirmó en diciembre una operación temporal de personal estadounidense en la base aérea de Manta, fundamentada en acuerdos bilaterales vigentes como el SOFA.
Desafíos estructurales en el control fronterizo
El 12 de diciembre, Ecuador y Perú celebraron el Gabinete Binacional en Carondelet, acordando reforzar el control fronterizo mediante tecnología avanzada y mayor coordinación contra delitos como minería ilegal, tráfico de armas y narcotráfico. El presidente peruano José Jerí reconoció la urgencia de ampliar capacidades logísticas en zonas críticas como Loreto.
Para el general Ramiro Mantilla, excomandante de la Policía Nacional, el foco regional sobre Ecuador responde a una debilidad estructural pendiente: el control territorial efectivo. «La droga ingresa principalmente por Colombia y se dirige hacia los puertos de Guayaquil y Puerto Bolívar. En ese trayecto surgen focos de violencia porque no existe una política real de control territorial», sostiene.
Ecuador como última línea de contención
Mantilla subraya que los convenios binacionales aún no generan el impacto esperado. «Colombia mantiene falencias en zonas críticas como Tumaco y Putumayo, mientras que con Perú las acciones son esporádicas, impidiendo una respuesta inmediata y sostenida», señala.
El analista en seguridad Mario Pazmiño advierte que Ecuador se ha convertido en la última línea de contención del narcotráfico regional y punto clave de trasbordo. «Esto obliga a elevar los estándares de control portuario, la gestión de contenedores y la trazabilidad de cargas. El país no puede limitarse a reaccionar», alerta.
Implicaciones geopolíticas y efecto dominó
Desde una perspectiva geopolítica, la investigadora Carla Álvarez considera que el interés de Chile, Perú y Estados Unidos responde a un efecto dominó previsible. «Cuando un país se debilita institucionalmente frente al crimen organizado transnacional, el impacto se traslada inevitablemente a toda la región. Ecuador es hoy un eslabón crítico», reflexiona.
La presión internacional refleja que Ecuador funciona como termómetro de la capacidad estatal para enfrentar estas amenazas. Por tanto, la visita de Kast y la coordinación con Perú refuerzan una conclusión compartida: Ecuador ya no es únicamente un país afectado por violencia criminal, sino una pieza estratégica en la contención regional cuyo desempeño tendrá efectos directos más allá de sus fronteras.
Estrategia integral para el futuro
Pazmiño enfatiza que si Colombia pierde capacidad de contención, los flujos de cocaína y capital ilícito encontrarán en territorio ecuatoriano un entorno propicio para expandirse mediante mecanismos de penetración económica y social. «La respuesta debe ser integral: fortalecer sistemas de control interno, ampliar cooperación judicial, mejorar mecanismos de auditoría institucional y robustecer unidades de contrainteligencia», acota.
El Estado ecuatoriano requiere, en consecuencia, una visión de seguridad multidimensional que combine inteligencia estratégica, desarrollo fronterizo, comunicación de riesgo y diplomacia preventiva para consolidar su rol en la lucha contra el crimen organizado transnacional.
Te puede interessa:
MSP presentó la Campaña Nacional Vacúnate contra la Influenza 2025 para proteger a poblaciones vulnerables
Fuente:
expreso
