El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha tomado la controversial decisión de permitir la construcción de una base militar estadounidense en las Islas Galápagos, archipiélago declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO. Esta medida forma parte de un proyecto de seguridad integral en la región insular, aprobado el 10 de diciembre de 2024. Sigue el curso de acuerdos previos entre Ecuador y Estados Unidos. La decisión ha generado un intenso debate sobre la soberanía nacional, la protección ambiental y las implicaciones geopolíticas para la región.
Tratados de cooperación entre Ecuador y Estados Unidos
El acuerdo que ha dado luz verde a la construcción de la base militar se deriva de tratados previos, entre los que destaca el acuerdo firmado en febrero de 2024. Ratificado por el Gobierno de Daniel Noboa. Este acuerdo, conocido como el “Estatuto de las fuerzas”, fue originalmente establecido bajo el mandato de Guillermo Lasso y otorga a las fuerzas militares de Estados Unidos una serie de privilegios, inmunidades y exenciones similares a las que disfrutan los diplomáticos bajo la Convención de Viena. Además, el acuerdo permite la instalación de buques, submarinos, personal militar y armamento en las Islas Galápagos.
El objetivo declarado por el Gobierno de Ecuador es hacer frente a los “retos de seguridad compartidos” en la región insular. Que se encuentra a más de 600 millas de la costa ecuatoriana. Según el acuerdo, la base militar ayudará a combatir actividades ilícitas en la zona, como el narcotráfico, la pesca ilegal y otros crímenes marítimos. También se señala que la base buscará evitar conflictos violentos entre grupos narcoterroristas involucrados en el tráfico de drogas.
Las Islas Galápagos: Patrimonio Natural de la Humanidad y el riesgo ambiental
Las Islas Galápagos, conocidas por su biodiversidad única y su fragilidad ecológica, fueron declaradas Patrimonio Natural de la Humanidad en 1978 por la UNESCO. Esta designación coloca al archipiélago bajo una estricta protección, pero la instalación de una base militar podría poner en peligro este estatus.
El ecosistema de las Galápagos es uno de los más sensibles del planeta, hogar de especies endémicas y frágiles que han sido conservadas por generaciones. La construcción de una base militar y la presencia de equipos militares en la zona podrían generar daños irreparables en este entorno. Según expertos ambientales y organizaciones sociales que se oponen a la decisión del gobierno.
Una amenaza a la soberanía y la Constitución de Ecuador
El proyecto de base militar ha sido fuertemente criticado por sectores de la sociedad ecuatoriana, que consideran que esta medida atenta contra la soberanía del país. En una entrevista con teleSUR, la socióloga Natalia Sierra expresó que la decisión del presidente Noboa es “una herida a la soberanía del país” y “una violación a un bien de la humanidad”. Sierra subrayó que la consulta popular realizada en 2008, durante el gobierno de Rafael Correa. Dejó claro el rechazo a la presencia de bases militares extranjeras en territorio ecuatoriano, lo que hace aún más polémica la medida.
Además, la norma contraviene el artículo 258 de la Constitución ecuatoriana, que prohíbe actividades que pongan en riesgo el frágil ecosistema de las Galápagos. Para muchos, la instalación de una base militar en las islas va en contra de este principio constitucional, lo que plantea interrogantes sobre la legalidad de la decisión.
El imperialismo de bases militares en América Latina
El ex vicecanciller Fernando Yépez también ha señalado que la instalación de una base militar estadounidense en Galápagos es un reflejo de la “sumisión” de la política exterior ecuatoriana hacia los intereses estratégicos de Estados Unidos. Según Yépez, la Asamblea Nacional de Ecuador debe investigar y fiscalizar los acuerdos de cooperación en seguridad firmados con Estados Unidos, ya que estos acuerdos responden a los intereses geopolíticos de un país extranjero, no necesariamente a los intereses nacionales de Ecuador.
Este movimiento de Estados Unidos en la región no es un hecho aislado. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos han desplegado una red de bases militares en América Latina como parte de su estrategia de control geopolítico. Especialmente en regiones ricas en recursos naturales, como las del Pacífico. El archipiélago de Galápagos, por su ubicación estratégica en el Pacífico, se convierte en un punto clave para los intereses militares estadounidenses en la región.
Reacciones internacionales y el futuro de las Islas Galápagos
La instalación de una base militar estadounidense en las Islas Galápagos podría tener implicaciones no solo para Ecuador, sino también para la región y el mundo. Los organismos internacionales, como la UNESCO, podrían intervenir para exigir la protección del estatus de las Galápagos, dado su valor ecológico y su importancia como reserva natural global.
Además, la presencia militar en una zona tan sensible podría desencadenar reacciones de otros países latinoamericanos, que podrían ver este movimiento como un intento de los Estados Unidos de consolidar su influencia en la región. La integración de Ecuador en proyectos militares con Estados Unidos podría también complicar sus relaciones con países vecinos. Especialmente aquellos que han expresado su desconfianza hacia la presencia militar estadounidense en América Latina.
Un dilema de soberanía, seguridad y medio ambiente
La decisión del Gobierno de Daniel Noboa de permitir la construcción de una base militar estadounidense en las Islas Galápagos ha generado un debate complejo y multifacético en Ecuador. Si bien el Gobierno justifica esta medida como una solución para combatir el narcotráfico y otras actividades ilícitas en la región. La oposición política, ambientalista y social considera que esta decisión pone en riesgo la soberanía nacional y el delicado ecosistema de las islas.
En este contexto, Ecuador se enfrenta a un dilema entre garantizar su seguridad y proteger su patrimonio natural y su independencia frente a las presiones externas. El futuro de las Islas Galápagos y su estatus como Patrimonio de la Humanidad está ahora en juego. Las próximas decisiones del Gobierno y de la sociedad ecuatoriana serán clave para determinar cómo equilibrar estos intereses en conflicto.
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