La educación inclusiva de niños con discapacidad cognitiva o necesidades educativas especiales (NEE) enfrenta múltiples desafíos. Los expertos destacan que un diagnóstico correcto es esencial para garantizar que los estudiantes reciban el apoyo necesario. En Ecuador, la Constitución reconoce el derecho a una educación inclusiva para las personas con discapacidad, pero la realidad práctica presenta obstáculos significativos.
Derechos constitucionales y retos prácticos
El artículo 47 de la Constitución ecuatoriana establece que el Estado “garantizará su educación dentro de la educación regular. Los planteles regulares incorporarán trato diferenciado y los de atención especial la educación especializada”. A pesar de esta disposición, la implementación efectiva de la educación inclusiva a menudo se ve obstaculizada por la falta de recursos y la necesidad de diagnósticos precisos.
Andrés Solano, neuropsiquiatra infantil, subraya la importancia de diferenciar entre una discapacidad cognitiva y una falta de atención. “Mientras que la falta de atención puede ser un síntoma de diversas condiciones, como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una discapacidad cognitiva implica dificultades en el aprendizaje y el procesamiento de la información”, explica. Solano añade que el término “necesidades educativas especiales” se refiere a las dificultades que enfrentan los niños en comparación con otros menores de su edad, las cuales pueden ser puntuales o permanentes.
Discapacidades y su severidad
Las discapacidades varían en su severidad, y pueden clasificarse como leves, moderadas, graves o profundas. Solano destaca que los niños más pequeños en un salón de clases, debido a su menor nivel de madurez, pueden ser mal diagnosticados con TDAH, cuando su comportamiento puede ser simplemente una manifestación de su inmadurez.
Instituciones especializadas en Cuenca
En Cuenca, varias instituciones se dedican a la educación de niños con discapacidades. El Instituto de Parálisis Cerebral del Azuay (IPCA) acoge a niños y jóvenes con multidiscapacidad, discapacidad física, auditiva, visual y sensorial. Jessica Orellana, directora del IPCA, señala que los estudiantes llegan con un diagnóstico del Ministerio de Salud Pública, pero también se les evalúa en el instituto para identificar metodologías de enseñanza adecuadas.
“El IPCA tiene 93 alumnos y ofrece clases desde Inicial hasta el Tercero de Bachillerato, donde los estudiantes obtienen su título”, indica Orellana. La capacidad limitada de las instituciones asegura una educación de calidad, aunque la inclusión en las instituciones regulares es esencial. “Para que haya un cambio de la educación regular a la educación especial, debe hacerse una evaluación previa”, afirma.
Datos de Instituciones Especializadas en Cuenca
Según datos del Ministerio de Educación, Cuenca cuenta con varias instituciones especializadas:
- Unidad de Educación Especializada “Claudio Neira Garzón”: Atiende a 22 alumnos con discapacidad visual y auditiva.
- ADINEA: Con 79 estudiantes, se enfoca en personas con discapacidad intelectual.
- Unidad Educativa Especial del Azuay: Con 73 alumnos, también para personas con discapacidad intelectual.
- Unidad Educativa Especial “Agustín Cueva Tamariz”: Con 207 estudiantes, se enfoca en discapacidad intelectual y autismo.
- Stephen Hawking: Atiende a 40 alumnos con parálisis cerebral.
- San José de Calasanz: Especializada en discapacidad auditiva, física, cognitiva y autismo.
Alternativas para el Desarrollo Personal
Rebeca, madre de Hernán, quien tiene 37 años y fue diagnosticado con discapacidad intelectual moderada a los nueve meses de edad, comparte su experiencia. “Él requería una educación especial. Ingresó a ADINEA, donde recibió buena atención, pero por un cambio de domicilio se dificultó que continuara”, recuerda.
La familia enfrentó varios obstáculos al buscar una escuela regular para Hernán, pero finalmente encontró un centro de arte donde pudo desarrollar su creatividad. “Ha sido un desafío. Cuando tuve a mi hijo hace casi cuatro décadas, la discapacidad era aún un tabú, había estereotipos y la información era escasa. Superar las barreras sociales ha sido difícil, pero hoy hay fundaciones que permiten a los jóvenes desarrollar sus habilidades a través del arte”, expresa Rebeca.
La educación inclusiva es un derecho fundamental que enfrenta desafíos significativos en su implementación. La identificación precisa de las necesidades educativas especiales y la disponibilidad de recursos adecuados son cruciales para garantizar que todos los estudiantes reciban el apoyo necesario. A medida que la sociedad avanza hacia una mayor inclusión, es vital continuar trabajando para superar las barreras y asegurar que cada niño tenga la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.
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