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El desconocimiento sobre la IA profundiza desigualdades y vulnerabilidad social

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La falta de comprensión crítica sobre cómo funcionan los sistemas de inteligencia artificial (IA), como ChatGPT, está generando fenómenos sociales y laborales preocupantes. Según The Atlantic, esta “analfabetización en IA” propicia desde relaciones ilusorias con máquinas hasta la explotación de trabajadores en países del sur global.
Mientras empresas tecnológicas promocionan la IA como una herramienta casi humana, expertos advierten que esta narrativa refuerza desigualdades y deja a millones en situación de vulnerabilidad.

Desde el siglo XIX, el temor a la máquina

La inquietud ante el poder de las máquinas no es nueva. En 1863, el escritor británico Samuel Butler alertó sobre un posible “reino mecánico” que dominaría a la humanidad. Su carta en The Press y más tarde su novela Erewhon sembraron las primeras ideas sobre una inteligencia artificial con poder sobre las personas.
Hoy, esas advertencias literarias cobran una nueva vigencia, con tecnologías que influyen de forma directa en la vida diaria.

La industria promueve una imagen engañosa de la IA

Libros como Empire of AI de Karen Hao y The AI Con de Emily M. Bender y Alex Hanna, citados por The Atlantic, critican a las empresas tecnológicas por presentar la IA como un ente que “piensa” o “siente”.
Ejecutivos como Sam Altman (OpenAI), Dario Amodei (Anthropic) o Demis Hassabis (Google DeepMind) han contribuido a esta visión, al describir sus modelos como “inteligentes” o capaces de “entender el mundo”. Sin embargo, expertos insisten: los modelos de lenguaje solo predicen palabras, no comprenden ni razonan.

Modelos estadísticos, no mentes artificiales

A pesar de la retórica dominante, ChatGPT y sistemas similares operan como algoritmos estadísticos entrenados con grandes volúmenes de texto. No tienen conciencia ni emociones. Según Bender y Hanna, imitan patrones lingüísticos sin entender lo que dicen.
La tendencia humana a asociar el lenguaje con el pensamiento lleva a muchos a creer que interactúan con una entidad inteligente, cuando en realidad solo responden con base en probabilidades.

Cuando la IA se vuelve objeto de devoción

La confusión sobre la naturaleza de la IA ha provocado episodios extremos. The Atlantic menciona casos documentados por Rolling Stone en los que personas llegaron a considerar a ChatGPT como un guía espiritual o incluso una deidad.
Un hombre relató que su esposa comenzó a ver al chatbot como “Jesús”. Otro caso describe cómo un usuario creía ser un sabio metafísico guiado por la IA. Estas relaciones ilusorias reflejan una profunda falta de alfabetización tecnológica.

La amistad y el amor, también en manos de la IA

Silicon Valley impulsa el uso de la IA como reemplazo de vínculos humanos: desde “terapia” con bots hasta aplicaciones de citas automatizadas. Bumble, por ejemplo, planea incorporar un “conserje de citas” basado en IA que elija y chatee por el usuario.
Para The Atlantic, esta tendencia socava el tejido social al reemplazar relaciones auténticas por simulaciones emocionales sin reciprocidad ni comprensión real.

Trabajo invisible y condiciones precarias

Detrás del desarrollo de la IA hay una red de trabajadores humanos en condiciones precarias. Empire of AI documenta el caso de Mophat Okinyi, moderador de contenido en Kenia contratado por OpenAI, quien debía filtrar textos violentos y perturbadores.
Este tipo de trabajo, mal remunerado y emocionalmente extenuante, recae sobre personas de países empobrecidos, invisibilizadas en el discurso triunfalista de la innovación tecnológica.

Entre el escepticismo público y la posibilidad educativa

Un estudio del Pew Research Center muestra que solo el 17 % de los adultos estadounidenses confía en que la IA tendrá un impacto positivo en el país. En contraste, el 56 % de los expertos en IA sí lo cree.
The Atlantic sugiere que esta brecha puede ser una oportunidad. Si se canaliza hacia la educación crítica, puede prevenir daños y reducir la vulnerabilidad social.

IA

Conocimiento crítico frente a una tecnología no neutral

Comprender los límites de la IA no solo evita relaciones ilusorias, sino que permite cuestionar cómo y para quién se diseña esta tecnología. La alfabetización tecnológica se presenta como una herramienta esencial para resistir los efectos más nocivos de la inteligencia artificial.
The Atlantic concluye que la IA, lejos de ser neutral, puede agravar desigualdades si no se acompaña de un conocimiento informado y responsable.

Fuente: Infobae

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