Estados Unidos utilizó por primera vez en combate la bomba GBU-57A/B rompebúnkeres, una de las armas más potentes de su arsenal no nuclear. El ataque tuvo lugar la madrugada del domingo 22 de junio de 2025, cuando esta bomba de precisión fue lanzada contra instalaciones nucleares subterráneas iraníes.
Este dispositivo explosivo, conocido como Massive Ordnance Penetrator (MOP), fue desarrollado por Boeing específicamente para destruir estructuras altamente fortificadas y ubicadas en profundidad, como los búnkeres donde Irán mantiene su infraestructura atómica.
Lanzamiento desde bombardero furtivo B-2
Altos cargos del Pentágono confirmaron que un bombardero B-2 Spirit, el único capaz de portar esta arma, realizó la misión. La GBU-57A/B, con 13.600 kilos de peso y más de seis metros de longitud, puede penetrar hasta 61 metros de hormigón antes de detonar.
El impacto de esta bomba, considerada superior incluso a la MOAB, marca un precedente en la estrategia militar estadounidense. Su uso demuestra la capacidad de Washington para ejecutar ataques quirúrgicos en zonas protegidas.
Objetivo: Instalación nuclear de Fordo
El blanco fue Fordo, una instalación subterránea a 95 kilómetros de Teherán. Esta planta de enriquecimiento de uranio está construida dentro de una montaña y cuenta con defensas iraníes y rusas. Según EE. UU., el bombardeo eliminó la capacidad operativa del sitio.
Tensión internacional y respuesta iraní
Irán restó importancia al ataque y afirmó que evacuó el complejo antes de la explosión. Aun así, el uso de la GBU-57A/B rompebúnkeres genera inquietud en la comunidad internacional. La acción se produjo después de que el OIEA detectara uranio enriquecido al 83,7 % en Fordo.
Arsenal limitado y coordinación con aliados
Expertos señalan que EE. UU. solo dispone de entre 10 y 20 bombas MOP operativas. Cada B-2 puede portar dos unidades. El presidente Donald Trump confirmó que el ataque fue coordinado con Israel, en un contexto de creciente presión internacional sobre Teherán.
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