La importación de combustibles en Ecuador representa uno de los mayores egresos económicos del país, con un gasto anual que supera los 6.000 millones de dólares. Sin embargo, más allá del volumen de recursos involucrados, este proceso revela una estructura altamente dependiente de intermediarios internacionales, conocidos como traders, que encarecen los precios y generan opacidad en las transacciones.
Aunque Petroecuador es la entidad responsable del abastecimiento, la realidad muestra que la importación de combustibles en Ecuador no se realiza de forma directa con refinerías, sino a través de comerciantes globales que controlan buques, rutas marítimas y tiempos de entrega. Este modelo condiciona los costos finales y limita la capacidad de negociación del Estado.
Dependencia del diésel importado y contratos desfavorables
Según el investigador energético Darío Dávalos, aproximadamente el 80% del diésel premium consumido en el país es importado, lo que convierte a la economía nacional en altamente vulnerable a contratos internacionales. En este contexto, la importación de combustibles en Ecuador responde a una lógica de intermediación donde los traders agregan márgenes adicionales sobre el precio de referencia del Golfo de México.
Además, esta estructura contractual impide una trazabilidad clara del origen del combustible. De hecho, los contratos permiten declarar la procedencia hasta 15 días antes del arribo, lo que abre espacio para prácticas como los trasbordos ship to ship. Estas operaciones, realizadas en alta mar o en puertos intermedios como Panamá, dificultan la fiscalización y elevan los costos finales.
Opacidad, sobreprecios y subsidios persistentes
La falta de transparencia ha tenido consecuencias económicas evidentes. En 2022, Ecuador llegó a pagar hasta 160 dólares por barril de diésel, mientras otros compradores accedían al mismo producto por 60 dólares, según recordó Dávalos. Posteriormente, aunque el país redujo progresivamente el subsidio al diésel, la importación de combustibles en Ecuador continuó drenando la renta petrolera.
Solo en 2024, el gasto en diésel alcanzó 2.250 millones de dólares, de los cuales cerca de 1.000 millones correspondieron a la diferencia entre el precio internacional y el valor subsidiado. Este déficit fue cubierto mediante la CFDD, que absorbió casi el 40% de los recursos de Petroecuador.
Estrategias para reducir costos y recuperar soberanía energética
Desde una perspectiva técnica, expertos como Carlos Verdesoto y Reinaldo Armijos coinciden en que la solución no se limita a eliminar subsidios. Por el contrario, la importación de combustibles en Ecuador requiere una estrategia integral de corto, mediano y largo plazo.
En el corto plazo, es indispensable mejorar la capacidad operativa de las refinerías y asegurar el funcionamiento del SOTE. En el mediano plazo, se deben garantizar nuevas plantas de procesamiento. Finalmente, en el largo plazo, avanzar hacia una transición energética que reduzca la dependencia del diésel.
Mientras el país continúe comprando a traders en lugar de producir o negociar directamente con refinerías, los sobreprecios seguirán afectando las finanzas públicas y limitando la inversión. Reducir intermediarios no solo permitiría ahorrar recursos, sino también recuperar soberanía y transparencia en la importación de combustibles en Ecuador.
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Fuente:
www.lahora.com.ec
