El martes 3 de septiembre de 2024, un trágico accidente de autobús en la carretera de Pifo-Papallacta, en la provincia de Pichincha, Ecuador, cobró la vida de nueve personas indigenas del Yasuní, entre las que se encontraban miembros de las comunidades indígenas kichwa y waorani. El siniestro ocurrió mientras los afectados se dirigían a Quito para participar en una manifestación relacionada con la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní.
Detalles del Accidente
El accidente se produjo alrededor de las 6:42 a.m. hora local (11:42 GMT) en una curva conocida como “Curva de la Muerte” en la sinuosa carretera que conecta la capital ecuatoriana con la zona amazónica. La unidad involucrada pertenecía a la empresa de transportes Ciudad del Coca, de la provincia de Orellana. El autobús llevaba a 35 pasajeros, y 26 personas requirieron asistencia médica, de las cuales diez fueron trasladadas a centros de salud.
El reporte inicial del Cuerpo de Bomberos del Distrito Metropolitano de Quito confirmaba ocho fallecidos, pero posteriormente la cifra se elevó a nueve. Entre las víctimas se encontraban dos menores de edad, uno de dos y otro de trece años. La tragedia ha generado una ola de conmoción y luto en las comunidades afectadas.
Reacciones de las Comunidades Indígenas
La Nacionalidad Waorani del Ecuador (NAWE), que representa a las comunidades waoranis, emitió un comunicado expresando su profunda tristeza por el accidente. La NAWE señaló que el grupo viajaba hacia Quito para participar en una reunión sobre la explotación del Bloque 43-ITT, un tema de gran relevancia para la comunidad. En su declaración, la organización extendió sus condolencias a las familias de las víctimas y llamó a la unidad del pueblo waorani en este momento difícil. Además, exhortó a las autoridades a tomar medidas inmediatas para garantizar la seguridad de todos los miembros de la comunidad afectados por el siniestro.
Contexto de la Manifestación
Los indígenas waoranis y kichwas que viajaban en el autobús estaban movilizándose hacia Quito para apoyar la continuidad de la explotación petrolera en el Bloque 43-ITT, en el Parque Nacional Yasuní. Esta explotación ha sido objeto de intensas discusiones y conflictos, especialmente en relación con la consulta previa y la protección de los derechos indígenas.
Mientras la Nacionalidad Waorani del Ecuador (NAWE) apoya la continuación de la actividad petrolera, la postura de otras organizaciones indígenas, como la CONAIE, es contraria a la explotación en el Yasuní. La manifestación en Quito tenía como objetivo expresar el apoyo a la explotación petrolera y exigir que se respeten los derechos y necesidades de las comunidades indígenas involucradas.
Posicionamiento de la CONAIE
La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), una de las principales organizaciones sociales del país, también se pronunció respecto al accidente. En un comunicado, CONAIE expresó su “profunda consternación” por la tragedia y extendió sus condolencias a las familias de las víctimas. La organización instó a las autoridades competentes a tomar medidas urgentes para proteger a los miembros de las comunidades afectadas.
Medidas y Repercusiones
El Gobierno ecuatoriano ha señalado que se llevarán a cabo investigaciones sobre el accidente para determinar las causas y tomar las medidas preventivas necesarias para evitar futuros siniestros. Mientras tanto, la tragedia ha resaltado la urgencia de abordar las preocupaciones de las comunidades indígenas y asegurar su seguridad durante sus movilizaciones.
La NAWE ha manifestado su compromiso de mantenerse vigilante y asegurar el bienestar de sus comunidades, mientras que la CONAIE continúa defendiendo los derechos de los pueblos indígenas y presionando por un diálogo constructivo en torno a la explotación petrolera en el Yasuní.
El accidente de autobús en la vía Pifo-Papallacta ha marcado un momento doloroso en la lucha de las comunidades indígenas por sus derechos y la protección de su entorno natural. La tragedia no solo ha causado una pérdida devastadora, sino que también ha intensificado el debate sobre la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní. A medida que las comunidades lloran a sus muertos y buscan justicia, la situación subraya la necesidad de un diálogo efectivo y respetuoso entre las autoridades y los pueblos indígenas para encontrar soluciones equitativas y sostenibles.
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