La inteligencia artificial continúa avanzando a un ritmo que sorprende incluso a los especialistas. Durante el festival SXSW en Londres, se presentó una charla que buscó explicar, de forma clara y accesible, los principales retos y tendencias de la IA en 2025.
A continuación, un repaso por cinco puntos esenciales que nos permiten entender mejor el impacto de esta tecnología en la vida cotidiana.
La inteligencia artificial generativa alcanza niveles sorprendentes
Los sistemas de IA generativa han llegado a un punto en el que sus creaciones resultan casi indistinguibles de las humanas. Textos, música, imágenes o videos pueden ser producidos por algoritmos con un realismo que confunde incluso a los expertos. Herramientas como Veo 3 de Google DeepMind muestran que la frontera entre lo humano y lo artificial se difumina cada vez más.
Este fenómeno abre oportunidades en sectores como el entretenimiento, el desarrollo de software o la biología sintética, pero también plantea interrogantes sobre originalidad, derechos de autor y la relación entre creatividad y máquinas.
Las alucinaciones seguirán siendo un problema
Uno de los mayores desafíos de la IA generativa es su tendencia a inventar información. Estas “alucinaciones” no son simples errores técnicos, sino parte del diseño de los modelos, que buscan producir respuestas plausibles sin garantizar que sean verdaderas.
Ejemplos recientes han llegado a tribunales y oficinas públicas, donde los sistemas inventaron datos inexistentes. La clave no está en esperar que este problema desaparezca, sino en comprender sus límites y aplicar la tecnología de manera responsable.

El costo energético aumenta con el uso masivo
El auge de la IA implica un consumo energético cada vez mayor. Aunque entrenar un modelo ya exige enormes cantidades de electricidad, el verdadero reto surge con su uso masivo. Plataformas como ChatGPT reciben cientos de millones de usuarios semanales, lo que requiere infraestructuras de datos gigantescas y redes eléctricas reforzadas.
El impacto ambiental aún no está del todo medido, ya que las compañías no suelen publicar cifras exactas, pero estudios independientes empiezan a dar estimaciones que generan preocupación global.
Los modelos de lenguaje siguen siendo un misterio
Aunque los científicos saben cómo construir y entrenar modelos de lenguaje, no comprenden totalmente cómo operan en su interior. Se observa que ofrecen respuestas útiles, pero la lógica detrás de cada resultado no es completamente explicable.
Esta falta de claridad dificulta establecer límites concretos y plantea un reto de confianza: hasta que no se logre entender su funcionamiento a fondo, será difícil prever o controlar de manera precisa su comportamiento.
La inteligencia artificial general es todavía una idea vaga
El concepto de inteligencia artificial general (IAG) se presenta como una máquina capaz de igualar las capacidades cognitivas humanas en múltiples áreas. Sin embargo, no existe un acuerdo claro sobre qué significa exactamente ni cómo medirlo.
En la práctica, se utiliza como sinónimo de un sistema más avanzado que los actuales. Aunque algunos expertos confían en que podrá alcanzarse, todavía no hay pruebas de que sea posible. Por ahora, lo que existe son imitaciones cada vez más sofisticadas de habilidades humanas, pero sin una verdadera “mente” detrás.
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