La promesa del gobierno frente al crimen organizado
El presidente Daniel Noboa ha presentado la ley urgente como la herramienta definitiva contra el crimen organizado. Esta propuesta incluye medidas extraordinarias, como la creación de un Bloque de Seguridad, allanamientos sin orden judicial previa, y reformas para controlar el flujo económico de las mafias. Según el Ejecutivo, la ley urgente protegerá a la ciudadanía y fortalecerá la economía formal, cada vez más golpeada por actividades ilícitas.
Reacciones mixtas frente al impacto de la ley urgente
Varios juristas y expertos en seguridad han manifestado su respaldo. Afirman que no se trata de populismo punitivo, sino de una respuesta proporcional ante el fracaso de estrategias anteriores. César García, del Colegio de Abogados del Guayas, sostiene que el país necesita herramientas más ágiles y operativas. Para él, la ley urgente está diseñada para actuar sin suspender derechos fundamentales.
No obstante, otras voces alertan sobre posibles abusos. La abogada constitucionalista Ximena Ron considera que medidas como los allanamientos sin orden judicial o incentivos tributarios sin ley previa requieren un análisis más riguroso. Ella teme que se esté cediendo terreno a una peligrosa normalización de acciones excepcionales sin suficientes controles.

Comparaciones con otros modelos regionales
El enfoque de la ley urgente guarda similitudes con el modelo salvadoreño de Nayib Bukele. En El Salvador, miles de detenciones han reducido la violencia, pero a costa de denuncias por violaciones a derechos humanos. Ecuador, según expertos como Gonzalo Armas, busca un equilibrio legal. Él destaca que esta propuesta respeta el Derecho Internacional Humanitario y no suspende garantías.
En contraste, países como Colombia apuestan por el diálogo con estructuras criminales, priorizando la transformación social. Este enfoque difiere del que plantea la ley urgente en Ecuador.
Ciudadanía dividida ante los posibles efectos de la ley urgente
El tratamiento legislativo de la ley urgente ha comenzado y deberá definirse antes del 16 de junio. Mientras tanto, crecen las opiniones encontradas entre ciudadanos que exigen acción inmediata y quienes temen que esta ley sea usada de forma desmedida. Gabriel González, residente en Guayaquil, pide acciones firmes. “Tienen que entrar a los barrios dominados por bandas y recuperar el control”, afirma.
Alcance de la ley urgente
El debate sobre la ley urgente refleja un país tensionado entre el deseo de seguridad y la necesidad de preservar las garantías democráticas. Con más de 3.000 homicidios en lo que va del año, el tiempo apremia, pero también lo hace la exigencia de no sacrificar derechos fundamentales.
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