El cáncer, una de las principales causas de muerte a nivel global, está mostrando un cambio preocupante: cada vez más personas menores de 50 años están siendo diagnosticadas con esta enfermedad. En Ecuador, al igual que en otros países, la detección precoz aún no avanza al ritmo del aumento de casos, lo que representa un desafío urgente para el sistema de salud.

Un diagnóstico cada vez más común entre jóvenes
Historias como la de María Teresa Guerrero, conocida como ‘La Flaca Guerrero’, reflejan esta nueva realidad. Diagnosticada con cáncer de ovario en estadio 3 con metástasis, su caso resalta la importancia de la percepción corporal y la persistencia personal frente a la falta de diagnósticos oportunos. Guerrero relató que, pese a exámenes que “salían bien”, solo su insistencia permitió detectar el tumor a tiempo para iniciar un tratamiento.
Este tipo de experiencias se repite entre jóvenes que, antes considerados fuera del rango de riesgo oncológico, hoy enfrentan diagnósticos en etapas avanzadas debido a sistemas médicos poco adaptados a esta nueva tendencia.
Cáncer en menores de 50 años: un fenómeno global
Un estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine, realizado por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) de la OMS, analizó la evolución de 13 tipos de cáncer en 42 países durante los últimos 15 años. Los resultados fueron contundentes: los casos de cáncer están aumentando tanto en adultos mayores como en jóvenes, pero la velocidad de crecimiento es más rápida entre los menores de 50 años.
Entre los tipos de cáncer que más aumentan en adultos jóvenes se encuentran el de tiroides (3,57% anual), riñón (2,21%) y endometrio (1,66%). Sin embargo, el cáncer colorrectal es el más preocupante, con un incremento promedio del 1,45% anual. Aunque continúa siendo más común en mayores de 60 años, su crecimiento relativo en jóvenes alerta a los especialistas.
Factores de riesgo compartidos y estilos de vida modernos
Los investigadores concluyen que no se trata de una enfermedad exclusiva de una generación, sino de una exposición prolongada a factores de riesgo globales. Entre ellos destacan la obesidad, el sedentarismo, la dieta poco saludable y la contaminación ambiental.
El estudio también sugiere que los jóvenes están menos cubiertos por programas preventivos como colonoscopías o chequeos metabólicos, lo que genera una detección tardía. Mientras los adultos mayores acceden con frecuencia a estos controles, los menores de 50 años suelen recibir diagnósticos cuando la enfermedad ya se encuentra en fases avanzadas.
Ecuador: un reto en detección y prevención
En Ecuador, los profesionales de la salud advierten que la detección precoz del cáncer no avanza al ritmo del aumento de casos. Factores como la falta de cultura de chequeos médicos, la escasa cobertura de programas preventivos y las dificultades para acceder a especialistas contribuyen a esta situación.
El país enfrenta, además, limitaciones en infraestructura hospitalaria y desigualdades en el acceso a tratamientos. Aunque existen campañas de prevención impulsadas por el Ministerio de Salud y organizaciones civiles, los esfuerzos aún no logran reducir el impacto entre la población joven.
Una tendencia que exige cambios urgentes
La comunidad médica internacional coincide en que este aumento en diagnósticos tempranos no responde a una “nueva causa desconocida”, sino a la combinación de hábitos modernos poco saludables y falta de prevención sostenida. Por ello, los expertos llaman a implementar políticas públicas que fortalezcan la educación sanitaria, incentiven los chequeos periódicos y garanticen el acceso equitativo a diagnósticos tempranos.
El desafío para Ecuador y el mundo es claro: detectar el cáncer antes de que avance, adaptando los sistemas de salud a una realidad que cada año afecta a más jóvenes.
Fuente: El Comercio
