La automatización extrema de Google y Microsoft podría romper el ecosistema online construido por humanos
El futuro digital que proponen Google y Microsoft está llegando, y no luce precisamente amigable. Ambas empresas presentaron en sus conferencias más recientes una visión dominada por agentes de inteligencia artificial, capaces de buscar, decidir y actuar en nombre del usuario. Aunque suena eficiente, muchos expertos advierten que los agentes de IA contribuirán a la muerte de la web como espacio participativo y comunitario.
¿Qué son los agentes de IA?
A diferencia de los clásicos chatbots, los nuevos agentes de IA son asistentes autónomos que pueden navegar, analizar y ejecutar tareas en línea por ti. Google apuesta por un «modo IA» que transforma su buscador en un asistente personalizado, mientras Microsoft propone una “web agentiva” en la que los sitios web estarán diseñados para dialogar directamente con otros agentes, no con humanos.

La desconexión entre usuarios y creadores
Esta tendencia supone un cambio estructural. Los sitios web dejarán de dirigirse a personas para hablarle directamente a inteligencias artificiales. Esto rompe el vínculo entre creador y audiencia, afectando especialmente a medios de comunicación, comercios electrónicos y servicios que dependen de la fidelización del usuario.
¿Dónde queda la confianza?
Uno de los mayores riesgos es la fiabilidad de las respuestas. La IA generativa sigue presentando errores frecuentes, y aún así, las grandes tecnológicas quieren delegar decisiones críticas en estos sistemas. Desde compras hasta reservas, todo podría quedar en manos de un asistente digital, no siempre preciso.
Menos marketing, menos comunidad, menos web
Si un agente de IA es quien decide qué producto comprar o qué noticia mostrar, las estrategias de SEO tradicionales pierden fuerza. Las empresas podrían verse obligadas a “convencer” a los modelos de IA, no a los usuarios reales, lo que vuelve opaco el marketing y disminuye los incentivos para crear contenido original.
¿Un adiós inevitable?
Google ya ofrece a los editores la opción de bloquear a sus bots, pero esto implica desaparecer de sus resultados, algo inviable para la mayoría. Rechazar a la IA es renunciar a la visibilidad. Esto podría generar un entorno aún más monopolizado, donde solo los grandes sobreviven.
¿Podemos rescatar la web humana?
Aún existe esperanza: una web impulsada por humanos, donde las relaciones directas, las recomendaciones personales y el contenido curado recuperen protagonismo. Pero ese escenario exige más implicación de los usuarios, algo difícil en una era de automatización total.
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