El bienestar de niños y niñas en los países más ricos del mundo ha sufrido un deterioro significativo desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Así lo revela el informe Report Card 19: El bienestar de la infancia en un mundo impredecible, publicado por UNICEF Innocenti – Centro Mundial de Investigaciones y Estudios Prospectivos.
El análisis abarca datos de 43 países pertenecientes a la OCDE y la Unión Europea, y compara indicadores clave entre 2018 y 2022. La conclusión es clara: el rendimiento escolar, la salud física y el bienestar emocional de la infancia se han visto gravemente afectados.
Pérdida de aprendizajes y brechas educativas
Uno de los hallazgos más preocupantes es la caída en el desempeño académico. En promedio, los niños y niñas arrastran un retraso escolar de entre siete meses y un año, debido al cierre prolongado de escuelas —de entre tres y doce meses— y la implementación de clases a distancia.
La pérdida de competencias es más marcada en lectura y matemáticas. Según el estudio, 8 millones de jóvenes de 15 años —alrededor de la mitad de ese grupo etario— no comprenden un texto sencillo ni pueden realizar operaciones aritméticas básicas. Esto representa un aumento del 4% respecto a 2018.
Los más afectados: los niños de entornos vulnerables
Los efectos de la pandemia se cebaron especialmente en los menores de familias desfavorecidas. La falta de acceso a tecnologías, entornos seguros para el aprendizaje y apoyo educativo han ampliado la brecha. Bulgaria, Chipre, Colombia, Costa Rica y México encabezan la lista de países con mayores deficiencias: más de dos tercios de los jóvenes de 15 años no dominan las habilidades académicas básicas.
La salud mental, otra víctima silenciosa
El informe también pone el foco en el deterioro del bienestar emocional. En 15 de los 26 países que reportaron datos sobre este indicador, la satisfacción vital de niños y niñas disminuyó durante el período analizado. Japón fue la única nación que mostró una mejora significativa en este aspecto.
Sobrepeso infantil en aumento
El estudio destaca una tendencia en alza en los niveles de sobrepeso infantil. Catorce de los 43 países con datos disponibles registraron un aumento en los últimos años, confirmando una problemática que ya venía desarrollándose antes de la pandemia.
Países ricos, pero infancias frágiles
Aunque se trata de países de ingreso alto, el informe advierte que muchas naciones no están logrando garantizar las condiciones necesarias para una infancia plena. La pandemia puso en evidencia lo frágiles que son los avances en bienestar infantil frente a crisis globales como las emergencias sanitarias y el cambio climático.
Llamado a la acción: educación, salud y participación
Ante este panorama, UNICEF insta a los gobiernos y actores clave a tomar medidas urgentes y concretas:
- Reforzar las competencias básicas: alfabetización, aritmética, habilidades digitales y socioemocionales, con énfasis en los más rezagados.
- Atender la salud mental: mediante prevención, servicios especializados y combate al acoso escolar.
- Mejorar la salud física: promoviendo una alimentación nutritiva y regulando la publicidad de productos no saludables.
- Escuchar a la infancia: para comprender sus experiencias y construir soluciones conjuntas.

“El panorama es preocupante”, reconoció Bo Viktor Nylund, director de UNICEF Innocenti. “Debemos adoptar un enfoque coherente y holístico que abarque todas las etapas de la vida infantil. La respuesta debe ser urgente y firme”.
La advertencia es clara: los efectos de la pandemia aún pesan sobre la infancia, y sin intervención decidida, el futuro de millones de niños y niñas podría estar en riesgo.
Fuente: Unicef
Otras noticias: