La Serenata cancelada en Quito este año cayó como un golpe emocional para una ciudad que suele vivir estas fechas con música, celebración y calles vibrantes. Sin embargo, el anuncio sorprendió a miles de quiteños, quienes esperaban la tradicional antesala de las fiestas de fundación. La noticia llegó acompañada de frustración y dudas sobre la gestión municipal. Aunque los festejos suelen marcar un periodo de unión colectiva, en esta ocasión la suspensión expuso fallas administrativas y un ambiente social desgastado.
Razones de la Serenata cancelada en Quito este año
La Serenata cancelada en Quito este año respondió a la suspensión del proceso de contratación por parte del Sercop debido a supuestas inconsistencias. El alcalde Pabel Muñoz reconoció que, tras esta resolución, “ya no alcanzamos” a ejecutar el evento. Esta declaración evidenció lentitud institucional y un manejo cuestionado, especialmente cuando la serenata ha sido, por décadas, un símbolo festivo ineludible.
Impacto político y social tras la cancelación
Para muchos líderes locales, la Serenata cancelada en Quito este año no solo es una actividad perdida, sino un síntoma político. El exalcalde Paco Moncayo lamentó que la ciudad llegue sin serenata “en la semana más simbólica del año”. Consideró grave que la tradición se rompa por conflictos administrativos y señaló una desconexión evidente entre la autoridad municipal y la ciudadanía. Además, advirtió que estas señales pueden interpretarse como debilidad ante la creciente violencia, lo cual genera mayor inquietud social.
Barrios inconformes y pérdida de identidad festiva
Los barrios también reaccionaron. En La Magdalena, Johnny Lema lamentó que una costumbre tan arraigada se haya diluido por trámites. Coincidió en que las festividades ya no conservan la vitalidad de antes debido a la inseguridad. Aunque la Serenata cancelada en Quito este año es el detonante del malestar, el sentimiento general apunta a una ciudad con menor participación, menos calles animadas y una identidad festiva debilitada.
Críticas por improvisación y falta de planificación
El concejal Andrés Campaña denunció que cerca de USD 1,1 millones destinados para 14 eventos quedaron en pausa. Cuestionó por qué procesos anuales se inician tardíamente y recordó fallas similares en el Verano de las Artes. Señaló, además, la baja ejecución presupuestaria de la Secretaría de Cultura, que alcanzó apenas un 36% hasta finales de octubre. Esto, según dijo, explica la improvisación. Por ello, la Serenata cancelada en Quito este año se convirtió en el reflejo de una administración desordenada.
Con la cancelación, Quito llega a sus fiestas sin chispa, sin continuidad cultural y sin el ambiente que por generaciones fortaleció su identidad.
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