El 30 de mayo de 2025 marcó un punto de quiebre definitivo en la relación entre el asambleísta Sergio Peña y la bancada de la Revolución Ciudadana (RC). En la sesión del Pleno de la Asamblea Nacional, Peña ya no ocupó su tradicional escaño junto al exministro Ricardo Patiño. Su curul fue reubicada a unos diez metros de distancia, acercándose al bloque de Acción Democrática Nacional (ADN), en lo que simbolizó su expulsión oficial y su alejamiento irreversible del correísmo.

El momento coincidió con el primer debate de la Ley Económica Urgente sobre Economías Criminales, promovida por el presidente Daniel Noboa. Aunque hasta hace poco Peña se oponía abiertamente al gobierno, su ruptura con RC redefinió sus posiciones políticas.
Expulsión, críticas y ruptura pública
Horas después de su expulsión de RC, Peña declaró que a partir de ahora se mantendría como asambleísta independiente. Aprovechó el momento para lanzar una dura advertencia sobre el futuro de su exorganización política: “Si no hay recambio en el correísmo, les pasará lo mismo que al Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), que se extinguió”.
Esta reflexión se dio luego de un cruce de publicaciones en redes sociales con otros personajes del correísmo. Uno de los mensajes más notables provino de la prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, quien lamentó que su movimiento “se diluye entre egos e imposiciones”. Peña respondió positivamente a esa crítica, lo que atrajo la atención del propio Rafael Correa, quien no tardó en calificarlo como “un vulgar oportunista e impostor”.
Correa incluso retó públicamente a Peña a renunciar a su curul: “Si eres tan digno, ¿por qué no renuncias? Sería lo moralmente correcto”, escribió el expresidente en su cuenta de X, cuestionando también la postura de Aguiñaga.
“Tres o cuatro deciden por todos”
En una rueda de prensa y en múltiples entrevistas, Peña aseguró que en RC existen “tres o cuatro personas” que toman todas las decisiones sin dar espacio al resto del bloque. Según él, incluso otros legisladores han expresado malestar por esta forma de conducción.
Señaló directamente a figuras como Luisa González, excandidata presidencial, y Viviana Veloz, expresidenta de la Asamblea, quien actualmente lidera la Comisión de la Niñez. Peña relató que, cuando se propuso su nombre para el Consejo de Administración Legislativa (CAL), Veloz afirmó: “Si no voy yo, no va nadie”.
A pesar de no contar con el respaldo del correísmo para acceder a espacios como el CAL o el Comité de Ética, Peña logró ser electo con el apoyo de ADN, Pachakutik y legisladores independientes. “Me voy decepcionado porque pensé que esas leyendas urbanas sobre imposiciones eran solo eso, leyendas. Pero ver que se cumplen es realmente frustrante”, concluyó.
Voto condicionado a propuestas del Gobierno
En un giro llamativo, Sergio Peña expresó que votó a favor del primer informe de la Ley para Combatir las Economías Criminales. Justificó su voto indicando que la Comisión de Desarrollo Económico incluyó varias de sus observaciones.
Sin embargo, aclaró que esto no implica un apoyo ciego a la administración Noboa. De hecho, enfatizó que si el informe para el segundo debate no incluye cambios sustanciales, votará en contra sin titubeos. “No es un cheque en blanco”, reiteró.
Una fractura con efectos en el tablero político
La salida de Peña no solo resquebraja aún más la unidad interna del correísmo, sino que pone en evidencia una creciente crisis en su estructura de liderazgo. Las críticas provenientes de dentro del mismo movimiento, como las de Aguiñaga, revelan tensiones que podrían agudizarse si no hay una transformación en la forma de operar del bloque.
El pronóstico de Peña de que la Revolución Ciudadana podría correr el mismo destino que el PRE, si no se renueva, suena como una advertencia seria desde dentro del sistema político, en un momento clave para las definiciones futuras del Ecuador.
Fuente: Primicias.ec
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