Alerta desde Reino Unido sobre la pregabalina
En marzo de 2024, una investigación del periódico británico The Sunday Times desató preocupación en Reino Unido al vincular el uso y abuso de la pregabalina con la muerte de 3.400 personas. Este medicamento, empleado para tratar el dolor crónico y la ansiedad, se asocia cada vez más con problemas de adicción y dependencia.
En un contexto global donde Estados Unidos enfrenta una crisis sociosanitaria por opioides, los riesgos vinculados al uso y abuso de la pregabalina adquieren especial relevancia. La preocupación no solo se limita a su seguridad, sino también al incremento de su consumo a nivel mundial.

De la epilepsia al uso fuera de ficha técnica
La pregabalina es un gabapentinoide estructuralmente parecido al neurotransmisor GABA. En España, fue lanzada por Pfizer bajo el nombre comercial Lyrica, inicialmente para tratar epilepsia y dolor neuropático. Más tarde se autorizó su uso en casos de ansiedad generalizada.
Sin embargo, su prescripción se ha extendido a múltiples patologías no autorizadas, como la fibromialgia, el dolor postoperatorio o la migraña. Este uso se conoce como “off-label” y, aunque puede estar clínicamente justificado, también puede implicar serios riesgos de seguridad y eficacia. Además, la promoción de usos no autorizados condujo a Pfizer a enfrentar multas millonarias.
Un consumo en aumento y sin control
Actualmente, en España hay disponibles 168 medicamentos que contienen pregabalina, incluidos los genéricos. Según datos de la AEMPS, su consumo ha aumentado un 66 % entre 2012 y 2022. La medida DHD (dosis diaria definida por 1.000 habitantes) pasó de 3,56 a 5,92. Esto convierte a la pregabalina en el tercer analgésico no opioide más utilizado, solo por detrás del paracetamol y el metamizol.
El uso y abuso de la pregabalina se ha convertido así en una preocupación de salud pública, especialmente cuando más del 50 % de sus recetas se emiten para indicaciones no aprobadas científicamente.
Efectos adversos y riesgos de dependencia
Como cualquier fármaco, la pregabalina puede causar efectos adversos. Los más comunes incluyen mareos, somnolencia y cefalea. Estos síntomas tienden a aumentar cuando se consume en dosis altas y durante largos períodos.
Entre los efectos más graves se encuentra la depresión respiratoria, especialmente si se combina con opioides o benzodiazepinas. Esta combinación puede resultar letal y estaría relacionada con el aumento de fallecimientos señalados por The Sunday Times.
Además, la pregabalina puede generar euforia y bienestar, lo que favorece su uso recreativo. Esta sensación puede derivar en una dependencia, caracterizada por el deseo incontrolable de continuar con el consumo y la aparición de síndrome de abstinencia al suspenderlo.

Prevención y control médico
El uso y abuso de la pregabalina puede minimizarse si se sigue rigurosamente la pauta médica. Los profesionales deben evaluar de forma periódica la eficacia, tolerancia y necesidad del tratamiento. En caso de suspensión, esta debe realizarse de forma gradual y con control médico estricto.
Pese a los riesgos, la pregabalina continúa siendo útil para tratar la epilepsia, el dolor neuropático y la ansiedad. La clave está en su prescripción responsable y en una vigilancia adecuada tanto por parte del personal sanitario como de los propios pacientes.
Participación activa del paciente
La ciudadanía tiene un rol esencial en el uso seguro de este medicamento. Informar sobre efectos adversos y cambios en el tratamiento permite a los profesionales tomar decisiones acertadas. El uso y abuso de la pregabalina solo puede controlarse mediante una colaboración estrecha entre médico y paciente, basada en la transparencia y el seguimiento constante.
Fuente:
Mas noticias: