Aunque no está implementada en todos los países europeos, la vacunación en farmacias ha demostrado ser eficaz y beneficiosa allí donde se aplica. Sin embargo, la falta de mecanismos de financiación sostenibles sigue siendo un obstáculo clave para su consolidación como parte estructural de los sistemas de salud pública.
Vacunación en farmacias, fuera del respaldo de los programas nacionales
A diferencia de la vacunación en centros de salud, que suele estar respaldada por programas nacionales de inmunización, la inmunización en farmacias carece de un apoyo financiero estandarizado. Esta brecha compromete la posibilidad de ampliar el servicio y, por ende, su accesibilidad.
Tres grandes desafíos que impiden su desarrollo
La Federación Internacional de Farmacéuticos (FIP) identifica tres barreras centrales que dificultan la financiación sostenible:
- La ausencia de modelos estandarizados de reembolso
- Las limitaciones presupuestarias
- La resistencia de algunos sectores médicos y las restricciones regulatorias
Financiación desigual según el país
Desde la FIP advierten que los modelos nacionales de financiación sanitaria varían ampliamente en Europa. Mientras países como Australia y Canadá han integrado a los farmacéuticos en sus programas de inmunización, otros dependen de pagos privados, generando disparidades en el acceso.
En Estados Unidos, por ejemplo, las tasas de reembolso para farmacias varían por estado, e incluso hay lugares donde no se permite compensación por ciertas vacunas. En la Unión Europea, muchos farmacéuticos no reciben ninguna retribución por administrar vacunas.
Remuneraciones más bajas que las de los médicos
Incluso en países con vacunación farmacéutica instaurada —como Brasil, Sudáfrica o Irlanda—, los farmacéuticos reciben una remuneración inferior a la de los médicos, lo que desincentiva su participación. En Grecia, solo se paga a los farmacéuticos por programar citas, no por administrar la vacuna. En Emiratos Árabes, todo depende de seguros privados, lo que limita aún más la equidad en el acceso.
Presupuestos de salud pública, bajo presión
La priorización de otros servicios sanitarios en los presupuestos nacionales deja a la vacunación en farmacias sin recursos. Desde la FIP insisten en que, a pesar de que está demostrado que reduce los costos del sistema al prevenir enfermedades, los fondos siguen destinándose a otras áreas.
Reforma política urgente: integrar, no competir
La Federación reclama una reforma política que reconozca la vacunación en farmacias como un complemento a los programas existentes, y no como una competencia para los médicos. Este reconocimiento facilitaría la inclusión del servicio en los presupuestos sanitarios y permitiría mejorar las tasas de inmunización, sobre todo en zonas con escasez de profesionales médicos.

Resistencias del sector médico y límites legales
El avance del rol vacunador del farmacéutico no está exento de tensiones. Según la FIP, algunos médicos consideran esta práctica como una amenaza para sus propios ingresos, lo que genera resistencia a la integración plena en los programas de salud pública.
A esto se suman restricciones legales y regulatorias que, en varios países, limitan el campo de acción de los farmacéuticos, impidiéndoles ejercer funciones de inmunización de forma más amplia y sostenible.
Fuente: El Global Forma
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