El 9 de julio de 2025, Rusia llevó a cabo el mayor ataque con drones contra Ucrania desde el inicio del conflicto. La Fuerza Aérea de Ucrania reportó que Moscú desplegó 728 vehículos aéreos no tripulados, superando con creces el récord anterior de 539 drones lanzados el 4 de julio. Este ataque masivo, dirigido a múltiples objetivos, evidenció la intensificación de la ofensiva rusa, a pesar de los esfuerzos diplomáticos para alcanzar un alto el fuego.
Respuesta ucraniana y daños limitados
Las defensas aéreas ucranianas lograron interceptar la mayoría de los drones, destruyendo 718 de ellos, lo que limitó considerablemente los daños. No se reportaron víctimas mortales, aunque sí se incendiaron varios edificios, especialmente en la ciudad de Lutsk, en el noroeste de Ucrania. Este bombardeo fue tan intenso que provocó que Polonia desplegara aviones en su espacio aéreo como medida preventiva.
El presidente Volodymyr Zelensky calificó el ataque como “demostrativo” y reiteró que Rusia rechaza el diálogo para la paz. En su mensaje por Telegram, Zelensky instó a los aliados a aumentar la presión sobre Moscú para que considere finalizar el conflicto, no intensificarlo.

Contexto político y apoyo internacional
Este ataque ruso se produjo apenas horas después de que el expresidente estadounidense Donald Trump criticara duramente a Vladimir Putin, calificando sus promesas de negociación como “tonterías”. Trump anunció el restablecimiento y aumento del apoyo militar a Ucrania, especialmente con el envío de misiles interceptores Patriot para fortalecer la defensa antiaérea ucraniana.
El Pentágono confirmó que, bajo órdenes de Trump, se están enviando armas defensivas adicionales a Kyiv para ayudar a repeler los ataques. Esta decisión llega luego de una breve pausa en el suministro de armas por falta de comunicación interna en la Casa Blanca.
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