El 11 de octubre de 2024 se confirmó la muerte de Baltazar Ushca, conocido como el último hielero del Chimborazo, a través de un comunicado emitido por el Municipio de Guano. Ushca, un ícono cultural y figura legendaria en Ecuador, falleció a los 80 años, tras sufrir un accidente doméstico.
El accidente que lo llevó al hospital
El 10 de octubre, Ushca ingresó a una casa de salud luego de ser gravemente herido en un accidente con uno de sus animales. Según el Municipio de Guano, a pesar de su avanzada edad, él continuaba cumpliendo con sus labores diarias en el campo. Fue durante una de esas actividades que uno de sus toros lo derribó, causándole lesiones severas. Ushca fue trasladado de inmediato a un hospital local y, debido a la gravedad de su estado, derivado al Hospital de Riobamba.
Lucha por su vida
En Riobamba, a pesar de los esfuerzos médicos y las oraciones de la comunidad, su condición no mejoró. El Municipio de Guano impulsó una cadena de oración por su recuperación, pero lamentablemente, su fallecimiento fue anunciado al día siguiente. La noticia fue recibida con profunda tristeza en toda la región, especialmente entre aquellos que conocían de cerca su historia y dedicación.
Un legado que perdura
Baltazar Ushca no solo fue un hombre de campo; se convirtió en un símbolo de resistencia, resiliencia y amor por las tradiciones ancestrales del Ecuador. Durante décadas, mantuvo viva la tradición de extraer hielo del Chimborazo, una tarea ardua que lo hizo reconocido tanto a nivel nacional como internacional. La historia de Ushca inspiró documentales, estudios académicos y turistas que viajaban al Chimborazo solo para conocerlo.
En un emotivo mensaje, el Municipio de Guano describió a Ushca como “un ícono nacional e internacional, cuya labor y legado perdurará en la memoria colectiva de nuestra tierra y más allá. Su dedicación y su historia han inspirado a generaciones, convirtiéndolo en un símbolo de resistencia, resiliencia, cultura y amor por nuestras tradiciones”.
Despedida de un ícono
La partida de Baltazar Ushca marca el fin de una era. Su vida y trabajo no solo fueron un recordatorio de las duras condiciones que enfrentan muchos campesinos en Ecuador, sino también de la importancia de preservar y valorar las costumbres y conocimientos ancestrales. Con su fallecimiento, Ecuador pierde no solo a un hombre extraordinario, sino también a un pedazo vivo de su historia cultural.
Su legado vivirá en las generaciones futuras, quienes recordarán su sacrificio, humildad y la invaluable contribución que hizo a la identidad ecuatoriana.
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