China, considerada el mayor infractor mundial de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), ha ingresado recientemente al Acuerdo sobre Medidas del Estado Rector del Puerto (AMERP), el tratado de la FAO que busca combatir esta práctica a nivel internacional.
Aunque algunos países celebran la adhesión como un paso positivo, otros la perciben como una movida estratégica para mejorar su imagen, sin intención real de frenar las actividades de su inmensa flota pesquera de aguas lejanas.
17 mil buques, 600 en América Latina
Según el grupo de expertos británico Overseas Development Institute (ODI), China posee una flota de cerca de 17 000 embarcaciones pesqueras en aguas lejanas. De estas, aproximadamente 600 operan de forma continua en Latinoamérica.
Sus prácticas han generado una devastación ambiental notable, agotando poblaciones de peces y alterando ecosistemas con técnicas abusivas y, en muchos casos, ilegales.
Presión sobre el Atlántico y el Pacífico
Pese a los compromisos del AMERP —que obligan a los países firmantes a sancionar incluso a sus propias embarcaciones sospechosas—, los intereses económicos y estratégicos de China con su flota pesquera ponen en duda la efectividad de su cumplimiento.
Cuando China anunció formalmente su adhesión al acuerdo, cientos de sus buques fueron avistados cerca del límite de la zona económica exclusiva de Argentina. Esto motivó a la Armada argentina a reforzar la vigilancia ante antecedentes de incursiones ilegales.
Chile también intensificó el control a fines de abril, con personal desplegado en el Estrecho de Magallanes para monitorear el tránsito de estas embarcaciones. Semanas antes, el Frente Insular de la Reserva Marina de Galápagos advirtió que la flota se dirigía a Perú.
Graves daños económicos y ecológicos
El impacto de estas operaciones se traduce en pérdidas millonarias para las economías locales. La Sociedad Nacional de Pesquería Artesanal del Perú (SONAPESCAL) estima que más de 20 000 pescadores peruanos y sus familias han sido perjudicados.
En Perú y Ecuador, los buques chinos se concentran en la pesca del calamar gigante, pero se han registrado capturas de tiburones, incluso especies protegidas como el tiburón martillo. En abril, autoridades ecuatorianas incautaron en Manta unas 15 toneladas de aletas de tiburón y caballitos de mar, destinados al mercado chino.
Avance en la Amazonia brasileña
La presencia de buques chinos se ha detectado incluso en la costa del estado brasileño de Pará, en la región amazónica de Marajó. Las denuncias incluyen pesca de arrastre ilegal y la recolección de agua dulce de los ríos amazónicos para exportación.
Carlos Augusto Gouvêa, alcalde de Marajó, alertó sobre el uso de técnicas ilegales de arrastre cerca de la costa: “Normalmente no deberían hacerlo, pero los buques chinos lo hacen”.
Estas prácticas afectan gravemente a los pescadores locales, quienes deben recurrir al comercio clandestino con los mismos barcos chinos para acceder al pescado capturado en sus propias aguas.
Operativos e impunidad
En febrero de 2025, autoridades brasileñas incautaron más de tres toneladas de pescado ilegal, principalmente mapará, capturado durante el período de veda en el río Xingú, Pará. Aunque no se identificaron las embarcaciones, la magnitud del decomiso refleja la intensidad del problema.
Estrategia dual y estructuras clave
César Lerena, presidente del Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana (CESPEL), denunció que China opera con una “política dual” para apropiarse de los recursos pesqueros de la región. “Desde lo biológico, esta apropiación descontrolada podría llevar al agotamiento del ecosistema”, advierte.
Lerena también destaca que el país asiático ofrece inversiones en infraestructura portuaria y astilleros como parte de una estrategia logística para abastecer a su flota ilegal. “Estas estructuras son centrales para facilitar el apoyo a los buques chinos que pescan ilegalmente”, explicó.

Un problema regional sin solución a la vista
La adhesión de China al AMERP representa una formalidad que, según expertos, no se traduce en cambios sustanciales. Mientras tanto, América Latina enfrenta una lucha constante por proteger sus recursos pesqueros frente a una flota que actúa con impunidad.
Fuente: Diálogo Américas
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