Una mala postura al conducir puede causar dolor de espalda, fatiga muscular y hasta impedir una reacción rápida en caso de emergencia. Ajustar bien el asiento y el volante no es solo cuestión de comodidad: es clave para tu seguridad.

Ajustar el asiento y el volante: más importante de lo que parece
Muchos conductores no prestan atención a cómo están sentados. Sin embargo, una mala posición puede limitar el campo de visión, dificultar maniobras y aumentar el riesgo de accidentes.
La postura influye directamente en la capacidad de reacción. Si el cuerpo está tenso o mal acomodado, se pierde precisión al frenar o girar. Además, se puede generar fatiga muscular tras pocos minutos al volante.
¿Cómo ajustar el asiento correctamente?
El primer paso es regular la distancia con los pedales. Las piernas deben mantenerse ligeramente flexionadas. Así se puede pisar a fondo sin perder estabilidad.
También se recomienda que la espalda esté bien apoyada en el respaldo. Esto evita tensiones y mejora el control del vehículo. La altura del asiento debe permitir ver claramente el tablero y el camino.
¿Y el volante?
El volante debe quedar a una distancia cómoda de los brazos. No se deben estirar por completo. Las manos deben colocarse en posición de “las 9 y las 3” del reloj. Esto mejora el agarre y permite reaccionar rápido.
Además, el ángulo del volante debe permitir ver el tablero sin bloquear la vista. Si está muy alto o muy bajo, se pierde precisión al girar.
Seguridad y comodidad van de la mano
Ajustar el asiento y el volante no toma más de un minuto. Pero puede marcar la diferencia entre un viaje seguro y uno lleno de riesgos. La postura correcta ayuda a prevenir lesiones, mejora la visibilidad y permite reaccionar a tiempo.
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