Australia quiere convertirse en el primer país del mundo en prohibir legalmente el uso de redes sociales a menores de 16 años. Para lograrlo, ha puesto a prueba un software de verificación de edad en adolescentes. El sistema funcionó… pero también dejó claro que los jóvenes están dispuestos a eludirlo.
Tecnología efectiva, pero no infalible
Jasmine Elkin, una estudiante de 13 años de Perth, participó en el ensayo oficial. Probó cinco productos de estimación de edad basados en selfies, junto a otros 30 estudiantes. Aunque admitió que el software era sorprendentemente preciso, expresó escepticismo sobre su efectividad en la vida real: “La gente siempre encuentra la manera de evitarlo”, dijo. “Pueden pedirle a su hermano o hermana que les tome una foto. No hay nada que puedan hacer al respecto”.
Ese es el dilema que enfrenta el gobierno australiano: el software parece funcionar, pero los adolescentes también saben cómo sortearlo.
Multas millonarias para plataformas incumplidas
A partir de diciembre, empresas como Meta, TikTok y Snapchat deberán aplicar “medidas razonables” para impedir el acceso a menores de 16 años. Si no lo hacen, enfrentarán multas de hasta 49.5 millones de dólares australianos (unos 32 millones de dólares).
Actualmente, estas plataformas exigen una edad mínima de 13 años para crear una cuenta, pero el gobierno considera que los riesgos para la salud mental y física de los jóvenes justifican una regulación más estricta.
Un experimento nacional con ojos globales
El ensayo, liderado por la empresa KJR, evaluó casi 60 herramientas de verificación. Se hizo en escuelas, con estudiantes, padres y docentes. Andrew Hammond, gerente general de KJR, explicó que los participantes mostraron tanta rapidez en completar sus tareas que el equipo duplicó la cantidad de productos probados y redujo a la mitad los tiempos de sesión.
“No buscamos desarmar el software, solo comprobar si funcionaba”, aseguró.
Jóvenes conscientes, pero resistentes
Charlie Price, de 14 años, uno de los estudiantes de Canberra que participó, reconoció que extrañaría redes como Snapchat, Instagram o Discord, pero que “todavía puede vivir sin ellas”. Aunque, según él, algunos de sus compañeros se “molestarán mucho” si pierden acceso.
Emanuel Casa, de 15 años, dijo que su grupo no intentó hacer trampa, pero reconoció que muchos adolescentes sí podrían hacerlo una vez que la ley entre en vigor.
Verificación por selfie, la más efectiva
El sistema más eficaz fue el que pedía a los usuarios enviar una selfie. Las opciones que usaban tarjetas de crédito no funcionaron bien, ya que pocos adolescentes tienen una propia. Otros productos que exigían levantar la mano en diferentes posiciones resultaron poco precisos, especialmente cerca del límite de edad legal.
Sin embargo, el margen de error aún preocupa: uno de los softwares estimó a un niño de 13 años como si tuviera 42.
¿Qué nivel de precisión es aceptable?
Hammond cuestiona: “¿Necesita el gobierno un 70%, un 80% o un 100% de efectividad? Aún no hay respuesta”. Tampoco se ha definido si se impondrá un software específico ni si habrá más ensayos en el corto plazo.
Una solución imperfecta, pero necesaria
La ministra de Comunicaciones, Anika Wells, reconoce que esta no es la solución definitiva. Su portavoz señaló: “Sabemos que las restricciones de edad no acabarán con todos los daños en línea, pero es un paso en la dirección correcta para mantener seguros a nuestros niños”.

Un modelo a seguir… o a cuestionar
El resultado de esta iniciativa podría tener efectos globales. Países como Gran Bretaña, Francia, Singapur y estados de EE.UU. como Florida, ya debaten regulaciones similares. Elon Musk, propietario de X, ha criticado duramente las medidas, calificando al regulador australiano como un “comisario de la censura”.
Mientras tanto, los adolescentes australianos ya piensan en cómo adaptarse. Algunos lo aceptan. Otros, ya planean cómo esquivarlo.
Fuente: Forbes
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