La industria solar china enfrenta una crisis autoinfligida
China continúa siendo líder mundial en capacidad instalada de energía solar, pero su industria fotovoltaica enfrenta una crisis de sobreproducción solar china que amenaza con desestabilizar todo el mercado global. En un intento desesperado por frenar el colapso de precios, más de 30 fabricantes del país acordaron limitar la oferta, emulando la estrategia de la OPEP. Sin embargo, el plan no solo fracasó, sino que profundizó la crisis.

Un intento fallido de autorregulación
En lugar de estabilizar el mercado, el pacto aceleró la caída. Empresas como Longi, Tongwei y JA Solar suscribieron un acuerdo de “autodisciplina” promovido por la Asociación China de la Industria Fotovoltaica. El objetivo era claro: frenar la expansión y establecer cuotas de producción ajustadas a la capacidad instalada. Pero a diferencia del cártel petrolero, el compromiso era voluntario, no vinculante y sin sanciones.
El resultado fue el contrario al esperado. Mientras unas empresas esperaban que el resto cumpliera, otras aprovecharon para ganar terreno. La crisis de sobreproducción solar china se agudizó cuando los niveles de fabricación alcanzaron récords históricos, triplicando el número de instalaciones solares en un solo año.
Consecuencias económicas y estructurales
Las pérdidas no tardaron en reflejarse en los balances financieros. Longi Green Energy, uno de los mayores fabricantes del mundo, reportó en el tercer trimestre de 2024 una pérdida de 174 millones de dólares, la primera desde 2016. Según OilPrice, el conjunto del sector solar chino cerró el año con pérdidas colectivas, una situación inédita en casi una década.
Las causas son múltiples, pero destacan dos: un mercado profundamente fragmentado y una competencia feroz sin límites regulatorios. La crisis de sobreproducción solar china no ha sido producto de la demanda, sino de la incapacidad del sector para coordinarse en un entorno dominado por intereses privados.
El espejismo de la “OPEP solar”
Imitar a la OPEP en un mercado no regulado fue una ilusión. A diferencia del cártel petrolero, dominado por gigantes estatales con intereses alineados, el sector solar chino está compuesto por múltiples actores privados, cada uno buscando maximizar su participación. Las medidas propuestas, como limitar nuevas inversiones o elevar los requisitos técnicos y financieros, no se cumplieron.
En lugar de reducir la producción, las compañías aceleraron sus planes. El resultado fue una caída generalizada de los precios de paneles, módulos y obleas, que dejó sin rentabilidad incluso a los líderes del sector. Las reglas, cuando existen, son débiles; los incentivos, en cambio, favorecen la expansión descontrolada.
¿Qué sigue para la energía solar china?
El gobierno chino ha comenzado a endurecer las condiciones de entrada al mercado, con nuevos requisitos de capital y restricciones a la expansión. Sin embargo, sin una autoridad reguladora efectiva o mecanismos de cumplimiento obligatorios, los expertos advierten que la crisis de sobreproducción solar china podría prolongarse durante los próximos años.
China sigue siendo una potencia en renovables, pero su modelo de producción fotovoltaica está mostrando grietas estructurales. En un mercado saturado, competitivo y sin normas claras, no basta con producir más. La sostenibilidad depende ahora de una reestructuración profunda que equilibre eficiencia con disciplina industrial.
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