En los últimos años, la relación entre las exportaciones de crudo y las importaciones de combustibles en Ecuador ha cambiado drásticamente. El país, históricamente conocido como un exportador de petróleo, está viendo cómo esta balanza se inclina hacia una dependencia mayor en la importación de derivados de petróleo. Esta situación ha generado preocupación en sectores económicos y gubernamentales, quienes ven un futuro en el que Ecuador podría dejar de ser un exportador neto de hidrocarburos.
La brecha entre exportaciones e importaciones se cierra
Ecuador experimentó un punto de inflexión en 2013 cuando sus exportaciones petroleras alcanzaron un récord histórico de 14.117 millones de dólares. En ese mismo año, el país destinó 6.407 millones de dólares a la importación de combustibles y lubricantes, resultando en un saldo positivo de 7.710 millones. Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente desde entonces. Para 2023, esa diferencia se redujo a 1.907 millones de dólares, y en el primer semestre de 2024, la brecha cayó aún más a 1.695 millones. La tendencia actual sugiere que Ecuador podría volverse en los próximos años un mayor importador de hidrocarburos que exportador.
Factores detrás de la crisis energética
La disminución de las exportaciones petroleras de Ecuador puede atribuirse a varios factores. Uno de los principales es el desmonte del Bloque 43-ITT, una de las principales áreas de producción de crudo del país, tras la consulta popular de agosto de 2023. Este cierre gradual reducirá significativamente la producción petrolera, lo que se traducirá en menos crudo disponible para exportación.
Además, la demanda interna de combustibles ha aumentado debido al crecimiento del parque automotor y una crisis energética que ha obligado al país a recurrir a generadores y plantas que utilizan diésel y otros combustibles fósiles para satisfacer la demanda eléctrica. Esta crisis energética, según el ministro de Energía, Antonio Goncalves, podría prolongarse entre cuatro y cinco años.
El aumento de las importaciones de derivados
La necesidad de generar electricidad con plantas de combustión ha incrementado la importación de derivados del petróleo, especialmente diésel. Además, la paralización de la Refinería de Esmeraldas por 65 días para su mantenimiento ha incrementado la necesidad de importar combustibles. Según datos del Banco Central del Ecuador, en enero de 2023 las importaciones de combustibles ya superaron las exportaciones de crudo, un hecho sin precedentes en la historia petrolera del país.
Otro ejemplo de este cambio en la dinámica de comercio exterior es que, en el primer trimestre de 2023, las exportaciones de camarón superaron a las de petróleo crudo por primera vez, con ventas que sumaron 1.871 millones de dólares frente a 1.669 millones provenientes del crudo.
Futuro incierto para la producción petrolera
El Gobierno ecuatoriano ha propuesto un plan de inversión para mitigar la caída en la producción petrolera y compensar el cierre del Bloque 43-ITT. Este plan incluye cinco proyectos de inversión que suman 41.500 millones de dólares. Sin embargo, analistas como José Orellana Giler, socio de la firma de estrategia y finanzas corporativas Ahead Partners, consideran que será difícil atraer inversión en la industria debido a la incertidumbre política generada por las elecciones de 2025.
Santiago Mosquera, decano de la Escuela de Negocios de la Universidad de las Américas (UDLA), advierte que la capacidad de Ecuador para mantener su producción petrolera está en declive. “Esperaríamos una caída de la producción hacia 2025”, señala Mosquera, quien también destaca el aumento de las importaciones de combustibles debido al cierre temporal de la Refinería de Esmeraldas y la creciente demanda de diésel para alimentar las plantas eléctricas.
Ecuador se enfrenta a un desafío sin precedentes en su historia petrolera. La combinación de una disminución en la producción de crudo y un aumento en la demanda interna de combustibles está llevando al país hacia un futuro en el que podría dejar de ser un exportador neto de petróleo. Mientras el gobierno busca soluciones a largo plazo para atraer inversión y aumentar la producción, la realidad actual apunta a una creciente dependencia de las importaciones de hidrocarburos para satisfacer la demanda energética del país.
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