Educadores que inspiran transformación y esperanza
La excelencia educativa no solo se mide por los logros académicos, sino también por el compromiso humano de los docentes. En Ecuador y otras regiones iberoamericanas, maestros como Francisco Paredes, Andrea López y Danny Bernales están marcando una diferencia real en la vida de cientos de niños. Ellos representan la esencia del cambio educativo, uniendo vocación, creatividad e innovación en cada proyecto que desarrollan.
La Fundación Fidal reconoce cada año los mejores proyectos pedagógicos, destacando a educadores que impulsan metodologías transformadoras y sostenibles. Su concurso “Excelencia educativa” se ha convertido en un referente para toda la región, al promover una enseñanza con propósito y sentido social.
Excelencia educativa: El proyecto ‘Aprendiendo para la vida’
En la provincia de Cotopaxi, el docente ambateño Francisco Paredes, junto a su esposa Andrea López Vaca, dirige la Unidad Educativa Eloy Alfaro. Después de la pandemia de COVID-19, ambos decidieron continuar el legado familiar de su madre y fundadora del colegio. Así nació el proyecto “Aprendiendo para la vida”, una iniciativa de excelencia educativa que enseña a los estudiantes a cultivar, compostar y cosechar desde los tres años de edad.
La propuesta se enfoca en combatir la desnutrición infantil en una región rica en tierras fértiles. Hoy, el programa involucra a más de 220 alumnos y fomenta valores como la responsabilidad, el respeto por la naturaleza y la autosuficiencia alimentaria. Este esfuerzo fue reconocido con el primer premio nacional de Excelencia educativa otorgado por Fidal, una distinción que reafirma la importancia de la educación práctica y significativa.
Visibilizar el valor del docente
Para Paredes, la excelencia educativa también implica visibilizar el esfuerzo diario del profesorado. Muchos docentes desarrollan proyectos de gran impacto, pero carecen de los medios para difundirlos. “Creer en lo que hacemos es el primer paso para transformar la realidad”, sostiene. Su mensaje inspira a otros maestros a creer en sus ideas y dignificar la profesión docente mediante el ejemplo y la constancia.

‘Ayllupi Ñawinchay’: lectura en familia y comunidad
Más allá de Ecuador, en la región Apurímac del sur del Perú, el profesor Danny Bernales impulsa el proyecto ‘Ayllupi Ñawinchay’, que significa Lectura en familia en quechua. Esta iniciativa, ganadora del primer premio iberoamericano de Excelencia educativa, fomenta el hábito lector en niños de 3 a 5 años mediante la participación activa de sus familias.
El proyecto nació tras la experiencia de “Familias Leonas”, que promovía bibliotecas familiares en Vilcabamba. Actualmente, gracias a la continuidad del programa, todas las familias de los estudiantes poseen su propia biblioteca en casa. Bernales resalta que “el amor por la lectura se aprende en el hogar, no en la escuela”. Este enfoque demuestra cómo la excelencia educativa puede nacer de la unión entre comunidad y aprendizaje.
Excelencia educativa: Educación con propósito y esperanza
Ambos proyectos reflejan que la excelencia educativa va más allá del aula. Involucra empatía, innovación y una visión social profunda. Tanto Paredes como Bernales coinciden en que enseñar es un acto de esperanza. Sus iniciativas confirman que, cuando la educación se vive con pasión, es posible cambiar vidas y comunidades enteras.
El reconocimiento de Fidal no solo celebra sus logros, sino que impulsa a más educadores a desarrollar propuestas transformadoras que fortalezcan el futuro de los niños y de toda Iberoamérica.
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