Bolivia vivió una jornada de intensa agitación el miércoles 26 de junio en La Paz, cuando un grupo de militares, liderado por el destituido comandante general del Ejército Juan José Zúñiga, se movilizó hacia la Plaza Murillo, sede del Gobierno boliviano, en lo que el presidente Luis Arce calificó como un “intento de golpe de Estado”. Tras horas de incertidumbre y tensión, la asonada culminó con los militares retirándose del lugar, la designación de nuevos líderes militares y el arresto de Zúñiga, quien acusó a Arce de instigar las movilizaciones.
El desarrollo del golpe
El día comenzó con la llegada de un convoy militar que bloqueó el acceso a la Plaza Murillo, la más importante de La Paz. Desde la sede gubernamental, Luis Arce denunció en un mensaje televisado el intento golpista y llamó a la movilización popular para defender la democracia boliviana.
Los militares, bajo el liderazgo de Zúñiga, intentaron ingresar a la Casa Grande del Pueblo, donde confrontaron brevemente a Arce antes de recibir la orden de retirarse. Arce juramentó a una nueva cúpula militar en vivo, nombrando a José Wilson Sánchez Velásquez como nuevo jefe del Ejército, quien ordenó el retorno de los soldados a sus cuarteles.
Consecuencias y reacciones Internacionales
El intento de golpe terminó sin violencia física, pero con repercusiones políticas significativas. La comunidad internacional, incluidos países como México, Brasil, Colombia, Venezuela y Panamá, condenaron la acción militar y expresaron su apoyo a la administración de Arce. Estados Unidos instó a la calma y vigiló de cerca la situación.
Retiro y arresto del líder militar
Después de horas de tensión, los militares comenzaron a retirarse de la Plaza Murillo, seguidos por la intervención policial. La Fiscalía emitió una orden de captura contra Zúñiga y sus seguidores, iniciando un proceso legal por sublevación contra la democracia y la Constitución.
En resumen, el intento de golpe de Estado en Bolivia fue un episodio breve pero significativo en la historia reciente del país, marcado por la rápida respuesta del gobierno de Arce, el rechazo internacional y el arresto del líder militar insurrecto.
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