“The Line” comenzó como un ambicioso proyecto destinado a impresionar al mundo, pero como otros similares, su viabilidad sigue en duda. A pesar de los recortes presupuestarios, el proyecto continúa, aunque la incertidumbre persiste, al igual que con las islas artificiales de Dubái.
La historia de los proyectos faraónicos en Dubái es reveladora. En 2003, el proyecto “El Mundo” presentaba un complejo de 300 islas artificiales que representaban el mapa del mundo, destinadas a millonarios que desearan construir sus mansiones exclusivas.
El proyecto era audaz y atrajo una inversión inicial de 12.000 millones de dólares, con más de la mitad de las islas ya vendidas. Sin embargo, el desarrollo de las islas se detuvo tras la crisis inmobiliaria de 2008, dejando la mayoría de las islas deshabitadas y en espera de desarrollo.
Aunque la idea inicial era crear un futuro más allá del petróleo, desvinculando la economía de Dubái de los combustibles fósiles, la realidad ha sido diferente. La mayoría de las islas permanecen deshabitadas, con solo unas pocas desarrolladas, como la que alberga la casa del futbolista Cristiano Ronaldo.
En contraste, el proyecto de “La Palma Jumeirah”, ubicado cerca de las islas artificiales de Dubái, ha sido un éxito comercial gracias a su conectividad con tierra firme a través de un puente. Sin embargo, el cambio climático plantea una amenaza para estos proyectos, ya que el aumento del nivel del mar está acelerando la erosión de las islas, poniendo en riesgo su existencia.
En resumen, mientras algunos proyectos en Dubái han tenido éxito, como “La Palma Jumeirah”, otros, como “El Mundo”, enfrentan desafíos significativos debido a su falta de conectividad y la erosión provocada por el cambio climático.
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