El pleno de la Asamblea Nacional de Ecuador rechazó este viernes la solicitud enviada por la Corte Nacional de Justicia para autorizar el procesamiento penal de la vicepresidenta de la República, Verónica Abad, por su presunta participación en el delito de concusión. La votación no alcanzó los 92 votos necesarios para dar luz verde al enjuiciamiento penal, una condición legal indispensable para los dignatarios ecuatorianos que gozan de fuero de Corte.
Decisión de la Asamblea
Durante la sesión, convocada en la tarde de este viernes, la Asamblea aprobó por mayoría una moción presentada por la asambleísta Gissella Molina Álvarez para rechazar la petición judicial. La moción se aprobó con 75 votos a favor, 38 en contra y 20 abstenciones. Esta decisión frena la solicitud de la jueza Daniela Camacho, de la Corte Nacional de Justicia, para que la Asamblea permitiera el enjuiciamiento de Abad, quien ha rechazado los señalamientos en su contra.
Implicaciones del rechazo
La Fiscalía busca procesar a Abad por presuntas irregularidades. Inicialmente, le atribuyó el delito de tráfico de influencias, pero recientemente informó que reformulará los cargos por concusión. Según el Código Penal, la concusión se produce cuando un servidor público o un particular con potestad estatal abusa de su cargo ordenando o exigiendo la entrega de derechos, cuotas, contribuciones o gratificaciones.
Reacciones y contexto político
Antes de la sesión, CNN solicitó comentarios al equipo de Abad, pero hasta el momento no ha recibido respuesta. La vicepresidenta mantiene una confrontación pública con el presidente Daniel Noboa desde la campaña electoral. Ambos asumieron sus funciones el 23 de noviembre pasado. Noboa se resiste a encargarle la Presidencia durante la campaña presidencial, ya que prevé postularse a la reelección en 2025.
La negativa de la Asamblea para autorizar el proceso penal contra la vicepresidenta Abad pone de manifiesto las tensiones políticas internas y el uso del fuero como herramienta de protección para los altos funcionarios del país. Esta situación también refleja el complejo panorama político que enfrenta el gobierno ecuatoriano, marcado por la confrontación entre sus principales líderes.
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