El caso Metástasis continúa desplegándose con una complejidad que desafía las expectativas de los investigadores. Hasta la fecha del 22 de septiembre de 2024, el expediente fiscal ya abarcaba más de 52.000 páginas, abordando una amplia gama de pruebas que van desde chats electrónicos hasta documentos bancarios, judiciales y policiales. Uno de los últimos agregados al voluminoso archivo se relaciona estrechamente con la pesquisa que tanto la Policía como la Fiscalía han llevado a cabo como fundamento para el juicio por lavado de activos, en el que se encuentran implicados Leandro Norero, sus familiares y allegados.
La intrincada trama delictiva adquiere nuevas dimensiones con la revelación de que Leandro Norero, después de simular su propia muerte, habría estado involucrado en el lavado de una cifra asombrosa, estimada en 15 millones de dólares. Su arresto en mayo de 2022 por presunto lavado de activos sacudió a la opinión pública al descubrir que el narcotraficante seguía vivo, a pesar de haber fingido su deceso en Perú en el año 2020, cuando enfrentaba cargos por narcotráfico.
En ese momento, las autoridades ya habían acumulado una cantidad considerable de información sobre las actividades económicas tanto de Norero como de sus asociados y familiares. La investigación se extendía incluso a la identidad falsa que Norero utilizaba en Ecuador, la de Esteban Tircio Ávila. La documentación obtenida reveló vínculos financieros significativos y una red empresarial compleja que servía como fachada para sus actividades ilegales.
Los detalles sobre las finanzas de Norero pintan un retrato intrigante de un individuo que, a pesar de haber sido declarado muerto oficialmente, continuaba generando ingresos sustanciales. Según los registros del Servicio de Rentas Internas (SRI), entre 2015 y 2022, Norero acumuló ingresos considerables, superando los 1,3 millones de dólares. Esta cifra es especialmente sorprendente dado que, para efectos legales, Norero estaba “muerto” desde 2020. Además, en el año 2021, aunque oficialmente había fallecido, se le registró como empleado en tres empresas diferentes, donde recibió pagos significativos. Estas empresas, como Avilmat, SamsonSeaFood y Ashimha-Life, no solo le proporcionaron ingresos, sino que también obtuvieron contratos lucrativos con el Municipio de Manta.
El entramado empresarial que rodeaba a Norero y sus actividades ilegales se hace evidente al examinar las diez compañías relacionadas con él. Norero tenía roles directivos en varias de estas empresas, incluso después de haber fingido su muerte en 2020. Uno de los aspectos más destacados es la empresa Ashimha-Life, la cual acumuló ingresos considerables a lo largo de los años y fue identificada como el principal cliente de Norero. Esta empresa, además, era propietaria de Avilmat, la misma empresa que mantenía contratos con la Alcaldía de Manta durante la gestión del alcalde Agustín Intriago, quien posteriormente fue asesinado.
En el caso Metástasis, la complejidad se amplifica al examinar las finanzas personales de Norero. A pesar de declarar ingresos específicos, los informes bancarios revelan discrepancias, sugiriendo manipulación de fondos. La presencia de Ingrid Guevara, principal depositante, añade un elemento misterioso.
En cuanto a su patrimonio, Norero poseía tres propiedades valoradas en casi un millón de dólares, adquiridas en 2021, lo que indica una continua actividad económica a pesar de su “muerte”. Estos hallazgos plantean interrogantes sobre la eficacia de los controles financieros y la capacidad del sistema legal para detectar y prevenir actividades delictivas de esta magnitud.
En resumen, el caso Metástasis no solo revela la astucia y la audacia de individuos como Leandro Norero, sino también la complejidad de los entramados empresariales utilizados para encubrir actividades ilícitas. La investigación en curso promete arrojar más luz sobre la verdadera magnitud de estas operaciones y sus implicaciones para el sistema judicial y financiero del país.
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