La militarización de las cárceles en Ecuador, implementada con el fin de recuperar el control penitenciario, ha destapado una serie de violaciones a los derechos humanos que han generado preocupación en organismos internacionales. La falta de alimentos, condiciones insalubres y violencia sexual son solo algunos de los problemas que enfrentan los reclusos, lo que ha llevado al Comité contra la Tortura de la ONU a emitir recomendaciones urgentes al país.
Recomendaciones de la ONU ante la crisis penitenciaria
El Comité contra la Tortura de la ONU ya había manifestado su preocupación por las condiciones extremas en las que se encuentran los presos en Ecuador, incluso después de la militarización de las prisiones. La organización emitió recomendaciones urgentes al gobierno ecuatoriano para enfrentar esta crisis, pero las condiciones no han mejorado. Denuncias sobre presos en estado esquelético, enfermedades sin tratamiento y maltratos físicos continúan emergiendo.
A pesar de la intervención militar, las imágenes de los reclusos muestran un deterioro alarmante. Enfermedades como la tuberculosis y el VIH no reciben tratamiento adecuado, mientras que las autoridades mantienen un discurso enfocado en la seguridad y control, sin proporcionar información detallada sobre la situación dentro de las prisiones.
El caso de Xavier Gracia: símbolo de la desnutrición en las cárceles
Uno de los casos más resonantes es el de Xavier Gracia Torres, un recluso de 46 años, quien fue condenado a 26 años por asesinato tras un intento de defensa personal. Gracia, quien cumplía su sentencia en la prisión de Esmeraldas, ingresó al hospital público de la ciudad en un estado de extrema desnutrición y anemia. Su cuñado describió a la prensa que “si las autoridades visitan la cárcel de Esmeraldas, se encontrarán con esqueletos caminando”.
El caso de Gracia no es único. Varias denuncias señalan la falta de alimentos en las cárceles desde que, en mayo de 2024, el contrato con el proveedor de alimentos fue cancelado por el gobierno, lo que generó una crisis en el suministro.
Denuncias de tortura y violencia por parte de los militares
Las organizaciones de derechos humanos han documentado casos de violencia por parte de los militares a cargo de la seguridad en las prisiones. Fernando Bastias, miembro del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos, ha recogido testimonios de presos que aseguran que los militares no les permiten comer en paz, golpeándolos y tirando la comida al suelo, mezclándola con heces de perro. Además, existe una presión constante para que los reclusos consuman los alimentos rápidamente, bajo la amenaza de perder su ración.
Esta violencia, sumada a la insuficiencia de alimentos, ha dejado a muchos presos sin la posibilidad de alimentarse adecuadamente, lo que ha agravado la situación de desnutrición y el deterioro de la salud dentro de las cárceles.
Mujeres en prisión: víctimas de abuso y violencia sexual
La situación de las mujeres reclusas en Ecuador es igualmente alarmante. El Comité contra la Tortura de la ONU destacó las condiciones de inseguridad y abuso que sufren las mujeres en prisión, incluyendo casos de violencia sexual y explotación a cambio de comida. Durante 2024, se han reportado al menos 15 casos de mujeres embarazadas dentro de las prisiones militarizadas, embarazos que habrían ocurrido como resultado de violaciones, ya que las visitas a las cárceles estaban suspendidas.
El silencio estatal ante las denuncias
A pesar de la gravedad de las denuncias, el Servicio Nacional de Atención Integral (SNAI) y el gobierno ecuatoriano han mantenido un hermetismo significativo. Organizaciones y periodistas han solicitado información sobre las condiciones de los presos y las políticas implementadas, pero no han recibido respuesta. El SNAI, según fuentes internas, estaría limitado por la Secretaría de Comunicación de la Presidencia (SEGCOM), lo que impide la publicación de reportes sin autorización oficial.
Este control sobre la información y la falta de transparencia han generado críticas, especialmente en un contexto donde la militarización parece estar orientada más a proyectar una imagen de control y autoridad que a resolver los problemas estructurales de las cárceles.
La crisis penitenciaria en Ecuador continúa agravándose. A pesar de las recomendaciones de organismos internacionales, las condiciones dentro de las prisiones son inhumanas y las denuncias de maltrato, violencia y desnutrición son ignoradas por las autoridades. La militarización, lejos de solucionar los problemas, ha exacerbado la situación, dejando a los reclusos vulnerables y desprotegidos.
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