En un giro polémico que ha agitado el panorama político ecuatoriano, Priscila Schettini, candidata a la Asamblea por el correísmo, y Angélica Porras, postulante a la Corte Constitucional, publicaron casi 9.000 supuestos chats atribuidos al celular del asesinado excandidato presidencial Fernando Villavicencio. Esta filtración ha generado un profundo debate sobre la manipulación de información y la lucha por la credibilidad política. Mientras las autoridades y las víctimas del caso condenan el acto.
La filtración de los chats y la respuesta oficial
El 6 de noviembre de 2024, Schettini y Porras hicieron públicos miles de mensajes que alegan pertenecer a Villavicencio. Quien fue asesinado el 9 de agosto de 2023, cuando se encontraba en la recta final de su campaña presidencial. Esta filtración, que fue precedida por un video anónimo, fue compartida a través de un enlace en redes sociales, que contenía los mensajes filtrados. Los chats supuestamente abarcan conversaciones con diversas figuras, incluidos periodistas, jueces y otros actores políticos.
La Fiscalía General de la Nación, a través de un comunicado, desmintió la autenticidad de estos mensajes. En un pronunciamiento posterior, la Fiscalía señaló que el celular de Villavicencio se encontraba bajo la custodia del FBI y que la información que circulaba era falsa. Según las autoridades, el FBI había entregado una copia del contenido a la Fiscalía en diciembre de 2023. Dentro del marco de la investigación por el asesinato de Villavicencio.
El rechazo de la familia de Villavicencio
La familia del excandidato presidencial también se pronunció de manera enérgica en contra de las filtraciones. Amanda Villavicencio, hija del fallecido político, condenó la campaña en redes sociales que busca “ensuciar” el nombre de su padre. A través de su cuenta de Twitter, acusó a los “mafiosos” de intentar usar el nombre de su padre para fines políticos. Reafirmó el rechazo hacia el correísmo, mencionando que “el correísmo nunca volverá a Carondelet”.
Por su parte, Verónica Sarauz, esposa de Villavicencio, cuestionó la actuación de la Fiscalía, acusándola de “negligencia” y sugiriendo que algunos involucrados en la filtración podrían ser procesados ante la justicia.
Los implicados: Schettini y Porras
Priscila Schettini y Angélica Porras son dos figuras vinculadas al correísmo que han sido señaladas como las principales responsables de la filtración de los supuestos chats. Ambas han mantenido una postura de firme crítica hacia la Fiscal General Diana Salazar, a quien acusan de tráfico de influencias, manipulación de casos y filtración de información. Esta animosidad hacia la fiscal se remonta a varios años, particularmente por el caso del exdefensor del Pueblo Freddy Carrión, condenado por violación, y la labor de Salazar en su juicio.
Porras, quien fue la abogada de Carrión, y Schettini, su esposa, han sido objeto de una sentencia en junio de 2024 por violencia política de género contra la fiscal Salazar. En ese fallo, el Tribunal Contencioso Electoral ordenó a ambas borrar de sus redes sociales los mensajes que usaban el hashtag #Ladyimpericias y pagar una multa. Además, las dos han denunciado públicamente que Salazar habría plagiado su tesis, un tema que incluso les llevó a escribir un libro.
Las intenciones detrás de la filtración
En el contexto de la filtración, las motivaciones de Schettini y Porras se entienden dentro de un panorama político tenso y polarizado. Mientras Schettini se prepara para postularse al cargo de asambleísta por el correísmo en las elecciones de 2025. Porras fue incluida en la terna de la Asamblea Nacional para el puesto en la Corte Constitucional, propuesta por Pierina Correa, miembro del correísmo. La terna fue aprobada por la Asamblea con una amplia mayoría de 101 votos a favor, a pesar de la oposición de la bancada de Construye.
Ambas figuras del correísmo parecen estar buscando exponer las debilidades del sistema judicial y de la Fiscalía General. Lo cual podría tener implicaciones para sus futuras carreras políticas. Especialmente en un entorno donde el conflicto entre el correísmo y el gobierno actual de Daniel Noboa se intensifica.
Impacto político y social de la filtración
La filtración de estos supuestos chats de Fernando Villavicencio ha generado una fuerte reacción tanto a nivel político como social. La divulgación de los mensajes, en un contexto donde aún persisten dudas sobre la veracidad de la información, ha abierto la puerta a la desinformación y la manipulación de la opinión pública. En un país ya polarizado y con una profunda desconfianza en las instituciones, este tipo de actos agrava la crisis de credibilidad que enfrentan los actores políticos y judiciales.
Por otro lado, la situación también ha resaltado la lucha de poder dentro de la Asamblea Nacional, el gobierno y los diferentes sectores políticos, que utilizan la figura de Villavicencio, un símbolo de oposición al correísmo, para generar capital político. La filtración y el escándalo que ha generado son, sin duda, un reflejo de las tensiones políticas que caracterizan el actual panorama electoral en Ecuador.
El escándalo de los chats filtrados de Fernando Villavicencio es un claro ejemplo de cómo la política en Ecuador sigue estando marcada por la lucha por el poder. La desinformación y la manipulación de los medios. Mientras las autoridades y la familia del excandidato buscan esclarecer los hechos, las figuras del correísmo continúan con sus ataques. Evidenciando un ambiente cada vez más tóxico en el que la verdad parece ser un concepto relativo y flexible. En este contexto, el país parece estar ante un nuevo capítulo en la guerra política que no solo afecta a los actores involucrado. Sino a la confianza y estabilidad de las instituciones ecuatorianas.
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