La emergencia energética que actualmente enfrenta Ecuador ha alcanzado un punto crítico. El país, que históricamente ha dependido del petróleo y de su infraestructura hidroeléctrica, está experimentando una crisis sin precedentes. La erosión regresiva del río Coca, fenómeno acelerado por la construcción de la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, ha obligado al cierre total de los oleoductos SOTE y OCP. Esto ha provocado la paralización de las principales refinerías del país: Esmeraldas, Shushufindi y La Libertad.
Parálisis energética y colapso petrolero
El 13 de julio de 2025, la Agencia de Regulación y Control de Energía (ARCH) informó que la disponibilidad de crudo en las refinerías era absolutamente nula. Esta situación sin precedentes se origina en la imposibilidad de transportar petróleo desde la Amazonía hasta la costa ecuatoriana, directamente atribuible a la grave erosión regresiva del río Coca. Según datos de Petroecuador, la producción cayó drásticamente a 39.133 barriles por día, lo que representa una reducción del 89% respecto al inicio del mes.

Discurso oficial vs. realidad energética
Pese a la gravedad del problema, el gobierno ecuatoriano ha intentado reducir la alarma. La vocera presidencial, Carolina Jaramillo, aseguró que aún existe disponibilidad de stock energético, aunque reconoció la paralización parcial de la producción. Esta declaración contrasta con los informes técnicos, que alertan sobre una paralización casi total. El manejo contradictorio de la información revela tensiones institucionales y una falta de transparencia crítica en momentos de crisis.
Hidroeléctrica Coca Codo Sinclair: causa principal del desastre
Desde su puesta en funcionamiento, la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, construida por la empresa Sinohydro, ha generado alteraciones geomorfológicas significativas. El embalse ha modificado el equilibrio sedimentario del río Coca, intensificando la erosión de manera irreversible. Carolina Bernal, investigadora de la Escuela Politécnica Nacional, ha documentado que más de 70 metros del lecho del río ya han sido socavados.
Según Bernal, la vida útil estimada de 50 años para esta central hidroeléctrica difícilmente superará los 15 años, debido a problemas estructurales graves como acumulación excesiva de sedimentos y daños en las compuertas.
Fallas técnicas e irregularidades de Sinohydro
En 2022, un informe confidencial reveló que Sinohydro tenía conocimiento, desde 2012, de al menos 8.000 fisuras en los distribuidores de turbinas de la planta. Sin embargo, la empresa nunca informó a las autoridades ecuatorianas. Esta omisión, sumada al impacto ambiental, ha empeorado una situación ya de por sí insostenible.
Advertencias científicas internacionales
Desde 2020, organismos como el Servicio Geológico de EE.UU. (USGS) y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU. (USACE) han alertado sobre la magnitud del fenómeno. El ingeniero Adriel McConnell del USACE lo calificó como “un desafío sin precedentes a nivel mundial”. En 2024, científicos ecuatorianos y estadounidenses advirtieron que el reajuste del cauce fluvial podría causar daños estructurales irreversibles a la infraestructura nacional.
Modelo energético en crisis estructural
El caso de la hidroeléctrica china Coca Codo Sinclair expone las fallas de un modelo energético y económico dependiente del petróleo y de megaproyectos mal planificados. Esta dependencia ha generado una vulnerabilidad sistémica. El colapso de los oleoductos, la caída de la producción y los apagones recurrentes son evidencia de un modelo insostenible que compromete el futuro energético del país.
Más noticias:
Fuente: