El embalse de la central hidroeléctrica Mazar, ubicada en el sur de Ecuador, ha experimentado un notable aumento en su nivel, superando el mínimo requerido para su operación. Desde el domingo 3 de noviembre de 2024, el embalse incrementó su altura en 70 centímetros, alcanzando los 2,116.7 metros sobre el nivel del mar. Este aumento marca un hito importante, ya que representa el mejor nivel registrado en 22 días. Sin embargo, a pesar de esta mejora, las autoridades han decidido mantener la central apagada, lo que genera inquietud sobre la gestión energética del país.
Situación de otras centrales hidroeléctricas
En contraste con la situación de Mazar, las otras dos hidroeléctricas que conforman el complejo Paute, Molino y Sopladora, han estado operando con intermitencias. Actualmente, se encuentran a seis y cuatro metros por debajo de sus niveles mínimos operativos, lo que limita su capacidad para generar energía de manera continua. Por otro lado, la central San Francisco, situada en la frontera entre Azuay y El Oro, es la única planta que ha mantenido una producción constante. Sin embargo, su embalse se ha reducido a 785.85 metros sobre el nivel del mar, acercándose peligrosamente a niveles críticos, a menos de tres metros de alcanzar su punto más bajo.
Desafíos en la central Coca Codo Sinclair
Mientras las lluvias han contribuido a la recuperación de los embalses en el sur del país, la situación en la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair ha tomado un rumbo complicado. Esta planta, la más grande de Ecuador en capacidad instalada, ha visto disminuir su generación de energía debido a la acumulación de sedimentos arrastrados por las corrientes de los ríos Salado y Quijos. Hasta el último reporte, Coca Codo estaba generando 710 megavatios de su capacidad total de 1,500 megavatios, lo que representa una significativa reducción en su producción.
Implicaciones para el sistema eléctrico
La decisión de mantener apagada la central Mazar a pesar de que ha superado el nivel mínimo operativo, junto con la disminución de generación en Coca Codo, plantea serios desafíos para el sistema eléctrico del país. Las fluctuaciones en la producción de energía de estas hidroeléctricas pueden tener repercusiones en la estabilidad del suministro eléctrico, especialmente en épocas de alta demanda. Las autoridades deben encontrar un equilibrio entre la gestión del agua en los embalses y la necesidad de generar energía suficiente para satisfacer las necesidades de la población y la industria.
En resumen, la reciente recuperación del embalse de la central Mazar es una buena noticia, pero la decisión de mantenerla apagada, junto con los problemas de sedimentos que enfrenta Coca Codo Sinclair, subrayan la fragilidad del sistema eléctrico en Ecuador. Es imperativo que se implementen estrategias efectivas para gestionar los recursos hídricos y garantizar un suministro eléctrico sostenible, especialmente en un contexto donde el cambio climático y las variaciones climáticas continúan afectando los patrones de lluvia y los niveles de los ríos.
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