Un primer análisis de una muestra recogida del Asteroide Bennu sugiere que la roca espacial tuvo un pasado inesperadamente rico en agua, e incluso que podría haberse desprendido de un antiguo mundo oceánico. La misión Osiris-Rex de la NASA recogió esta muestra prístina de 121,6 gramos del asteroide cercano a la Tierra en 2020 y la devolvió a nuestro planeta en septiembre de 2023. Desde entonces, los científicos han estado analizando las rocas y el polvo del asteroide para descubrir secretos sobre su composición y si podría haber traído a la Tierra los elementos necesarios para la vida.
El Asteroide Bennu y la Misión Osiris-Rex
Los asteroides como Bennu son de gran interés para los científicos porque son restos de la formación del sistema solar. Un análisis inicial de parte de la muestra, compartido en octubre, sugirió que el asteroide contenía una gran cantidad de carbono. En un nuevo análisis, el equipo descubrió que el polvo de Bennu es rico en carbono, nitrógeno y compuestos orgánicos, todos los cuales ayudaron a formar el sistema solar. Estos ingredientes también son esenciales para la vida tal y como la entendemos y podrían ayudar a los científicos a comprender mejor cómo evolucionan los planetas similares a la Tierra.
Hallazgos relevantes
La revista académica Meteoritics & Planetary Science publicó un estudio detallando estos hallazgos. “OSIRIS-REx nos dio exactamente lo que esperábamos: una gran muestra prístina de asteroide rica en nitrógeno y carbono de un mundo anteriormente húmedo”, dijo el coautor del estudio Jason Dworkin, científico del proyecto Osiris-Rex en el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland, en un comunicado.
Elementos para la vida
La mayor sorpresa fue encontrar fosfato de magnesio y sodio en la muestra, compuestos que no habían sido detectados por los sensores remotos cuando la misión Osiris-Rex orbitaba alrededor de Bennu. Estos fosfatos pueden disolverse en agua y son componentes esenciales de la bioquímica necesaria para la vida. Según los investigadores, es posible que el asteroide se haya desprendido de un diminuto mundo oceánico primitivo que ya no existe en nuestro sistema solar.
La muestra del asteroide está compuesta en su mayor parte por minerales arcillosos, como la serpentina, lo que la hace muy similar a las rocas que se encuentran en las dorsales mesoceánicas de la Tierra. Estas dorsales son lugares donde el material del manto, la capa situada bajo la corteza terrestre, se encuentra con el agua. Un fosfato similar se encontró en una muestra del asteroide Ryugu recogida por la misión Hayabusa2 de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón y devuelta a la Tierra en diciembre de 2020. Pero el compuesto de la muestra de Bennu es más puro y tiene granos más grandes.
“La presencia y el estado de los fosfatos, junto con otros elementos y compuestos en Bennu, sugieren un pasado acuoso para el asteroide”, dijo Dante Lauretta, coautor principal del estudio e investigador principal de OSIRIS-REx y profesor de la Universidad de Arizona, Tucson. “Bennu podría haber formado parte de un mundo más húmedo. Aunque esta hipótesis requiere más investigación”.
Cápsulas del tiempo cósmicas
Las rocas recogidas en Bennu representan una cápsula del tiempo de los primeros días del sistema solar que se remonta a más de 4.500 millones de años. “La muestra que devolvimos es la mayor reserva de material inalterado de asteroides que existe ahora mismo en la Tierra”, afirmó Lauretta.
Los astrónomos creen que rocas espaciales como asteroides y cometas pueden haber servido como antiguos mensajeros en nuestro sistema solar. “Esto significa que asteroides como éste pueden haber desempeñado un papel clave en el suministro de agua y de los componentes básicos de la vida a la Tierra”, afirmó en un comunicado Nick Timms, coautor del estudio y miembro del equipo de análisis de muestras de Osiris-Rex.
Si estos cuerpos rocosos más pequeños transportaban agua, minerales y otros elementos y chocaron contra la Tierra cuando ésta se estaba formando hace miles de millones de años, podrían haber contribuido a preparar el terreno para el inicio de la vida en nuestro planeta.
“Estos hallazgos subrayan la importancia de recoger y estudiar material de asteroides como Bennu, especialmente material de baja densidad que normalmente se quemaría al entrar en la atmósfera terrestre”, afirma Lauretta. “Este material encierra la clave para desentrañar los intrincados procesos de formación del sistema solar y la química prebiótica que podría haber contribuido a que surgiera la vida en la Tierra”.
Futuro de las investigaciones
La riqueza del material recogido del asteroide significa que más laboratorios de todo el mundo recibirán sus propias piezas de la muestra para estudiarlas. “Las muestras de Bennu son rocas extraterrestres de una belleza tentadora”, afirmó en un comunicado Harold Connolly Jr., coautor principal del estudio, científico de muestras de la misión OSIRIS-REx y director del departamento de Geología de la Escuela de Tierra y Medio Ambiente de la Universidad de Rowan, en Glassboro, Nueva Jersey. “Cada semana, el análisis realizado por el equipo de análisis de muestras de OSIRIS-REx proporciona nuevos y a veces sorprendentes hallazgos que están ayudando a establecer importantes limitaciones sobre el origen y la evolución de los planetas similares a la Tierra”.
La muestra recogida del asteroide Bennu por la misión Osiris-Rex de la NASA ha revelado hallazgos fascinantes sobre el pasado acuoso de este cuerpo espacial. Los elementos y compuestos encontrados en la muestra sugieren que Bennu podría haberse desprendido de un antiguo mundo oceánico, proporcionando pistas valiosas sobre los procesos de formación del sistema solar y la química prebiótica que podría haber contribuido a la aparición de la vida en la Tierra. La investigación continua de estas muestras promete desentrañar aún más secretos sobre nuestro universo y los orígenes de la vida.
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