Este jueves se anunció la firma del primer tratado internacional jurídicamente vinculante sobre inteligencia artificial (IA), negociado por 57 países. A pesar de ser un avance significativo, el tratado ha generado incertidumbre entre los Chief Information Officers (CIO) debido a su lenguaje general y la ambigüedad en su aplicación práctica.
Iniciativa y signatarios
El tratado, denominado Convenio Marco sobre la Inteligencia Artificial y los Derechos Humanos, la Democracia y el Estado de Derecho, fue firmado por países como Andorra, Georgia, Islandia, Noruega, Moldavia, San Marino, Reino Unido, Israel, Estados Unidos y la Unión Europea. La iniciativa, mayoritariamente europea, añade un nuevo nivel a la ya extensa lista de normas globales sobre IA.
Principales disposiciones del tratado
El tratado enfatiza que las empresas deben informar a los usuarios si están interactuando con un sistema de IA en lugar de con un ser humano. Además, se requiere que las empresas lleven a cabo evaluaciones de riesgo e impacto relacionadas con los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho. También se exige que las entidades documenten y hagan accesible la información sobre el uso de la IA para que las personas puedan impugnar decisiones tomadas por estos sistemas.
Dudas sobre la aplicabilidad
Francesca Fanucci, especialista jurídica de ECNL (European Center for Not-for-Profit Law Stichting), criticó la formulación del tratado. Ella describió el esfuerzo como «diluido» y cuestionó su aplicabilidad, especialmente en cómo trata a las empresas privadas frente a los gobiernos. El tratado establece obligaciones para los Estados Partes, que tienen la opción de aplicar las normas al sector privado, lo que ha generado un «doble estándar» en la regulación.
Falta de concreción y desafíos
Tim Peters, de Enghouse Systems, y Andrew Gamino-Cheong, CTO de Trustible, expresaron sus preocupaciones sobre la falta de concreción del tratado. Peters advirtió que las normas generales podrían sofocar la innovación y desplazar talento e inversión hacia regiones con regulaciones más flexibles. Gamino-Cheong destacó que el tratado parece ser un esfuerzo para que los países afirmen sus derechos sobre el mundo digital, sin proporcionar directrices concretas.
Impacto en el sector empresarial
El tratado podría tener implicaciones significativas para los CIO, quienes deberán adaptarse a nuevas reglas sin directrices claras. Brian Levine, de Ernst & Young, subrayó que la implementación efectiva de estas normas requerirá un acuerdo sobre las reglas y normas específicas. El tratado entrará en vigor después de que cinco signatarios, incluidos al menos tres Estados miembros del Consejo de Europa, lo hayan ratificado, lo que podría tomar varios meses.
El primer tratado internacional sobre IA representa un avance importante en la regulación global de la tecnología, pero su ambigüedad y falta de concreción generan incertidumbre para los CIO y las empresas. La comunidad internacional y los sectores afectados deberán estar atentos a cómo se desarrollan las interpretaciones y aplicaciones prácticas del tratado en el futuro cercano.
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