En medio de la confusión por un presunto amotinamiento en la Penitenciaría del Litoral, se reveló una preocupante situación de salud pública: 565 personas privadas de la libertad están recibiendo tratamiento para la tuberculosis. Este hallazgo ha generado alarma entre los profesionales de la salud, quienes sugieren la activación inmediata de un cerco epidemiológico para evitar la propagación de la enfermedad dentro y fuera del centro carcelario.
Posibles causas de la crisis sanitaria por tuberculosis en cárceles
El Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI) descartó que la tuberculosis haya sido la causa de muerte de los cinco presos fallecidos el 7 de marzo. Sin embargo, hasta el momento, la entidad no ha confirmado si se ha tomado alguna medida de emergencia para contener los contagios dentro de la cárcel de Guayaquil.
El aumento de enfermedades en los centros penitenciarios es consecuencia de varios factores, entre ellos la reducción del presupuesto asignado al sistema penitenciario en los últimos gobiernos. Esta disminución de recursos ha generado hacinamiento extremo, dificultades en el acceso a atención médica y medicamentos, así como una alimentación deficiente para los reclusos.
Reformas penitenciarias y su impacto en el sistema carcelario
En 2007, el expresidente Rafael Correa impulsó una reforma penitenciaria con el objetivo de priorizar la rehabilitación sobre el castigo. Como parte de esta estrategia, se construyeron megacárceles y se introdujeron modificaciones al Código Penal para suavizar las penas por delitos de drogas, lo que, según el portal de investigación Insight Crime, inicialmente ayudó a reducir el hacinamiento.
Sin embargo, un nuevo cambio en el Código Penal revirtió los avances logrados y provocó nuevamente el colapso de tuberculosis en cárceles. A esto se sumó que, durante el gobierno de Lenín Moreno, el presupuesto para el sistema penitenciario fue recortado y el Ministerio de Justicia fue reemplazado por el SNAI, debilitando la capacidad institucional para gestionar las cárceles del país.
El crecimiento de la violencia y la crisis carcelaria
El debilitamiento del sistema penitenciario derivó en un aumento de la economía criminal dentro de las prisiones, así como en la intensificación de conflictos entre grupos delictivos. La muerte de varios líderes de bandas criminales dentro de las cárceles desencadenó una ola de violencia que se extendió a las calles, con Durán como una de las ciudades más afectadas.
Desde 2021, las masacres carcelarias se han convertido en una situación recurrente, evidenciando la crisis estructural del sistema penitenciario y su relación con la corrupción judicial y policial. Investigaciones recientes han revelado un entramado de corrupción que involucra la compra de jueces y la facilitación de beneficios para ciertos grupos delictivos dentro de las prisiones.
Medidas gubernamentales y alerta sanitaria ante tuberculosis en cárceles
En respuesta a la creciente violencia, en febrero de 2024 el presidente Daniel Noboa declaró el «estado de guerra» y ordenó la intervención de las Fuerzas Armadas en las calles para frenar la criminalidad. Sin embargo, la crisis sanitaria en las cárceles representa un desafío adicional que requiere acciones urgentes.
Los expertos en salud han advertido que la tuberculosis es una enfermedad altamente contagiosa, especialmente en condiciones de hacinamiento y falta de atención médica. Por ello, los médicos han solicitado que se active de inmediato un cerco epidemiológico en la Penitenciaría del Litoral para evitar que el brote se propague y afecte a más personas.
Fuente: La Prensa
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