Guayaquil, una de las ciudades más emblemáticas de Ecuador, se prepara para celebrar sus 204 años de independencia en medio de un ambiente marcado por tensiones políticas y pugnas entre el alcalde Aquiles Álvarez y el presidente Daniel Noboa. La división de ceremonias recuerda las antiguas disputas entre figuras políticas, evocando la confrontación que antes existía entre Rafael Correa y Jaime Nebot. En este contexto, el próximo 9 de octubre se realizarán dos sesiones solemnes, cada una organizada por los respectivos líderes, lo que refleja un conflicto que se ha intensificado en los últimos meses.
Orígenes de la tensión política
La confrontación entre Álvarez y Noboa ha sido exacerbada por el caso Triple A, que investiga un presunto delito relacionado con el contrabando de combustibles. Este caso ha resultado en la clausura de varias gasolineras pertenecientes a la familia de Álvarez, lo que ha generado acusaciones y tensiones crecientes. El 12 de julio, el gobierno de Noboa presentó una denuncia que apunta al negocio familiar del alcalde, lo que llevó al Cabildo porteño a no invitar a las autoridades del Gobierno Nacional a la sesión solemne programada para el 9 de octubre. Álvarez se ha defendido diciendo: “Tampoco puedo ser falso, me persiguen y mi negocio, que me da de comer, está cerrado”.
Dos ceremonias, un mismo día
Las festividades de independencia de Guayaquil incluirán dos ceremonias separadas: la del Municipio, que se llevará a cabo en el Parque Centenario entre las 17:00 y las 18:00, y la del Gobierno Nacional, programada a las 16:00 en los exteriores de la Gobernación del Guayas, con Noboa como figura central. Esta división de eventos refleja la creciente tensión política, haciendo eco de épocas pasadas de confrontación en la política guayaquileña.
Un eco del pasado político
La situación actual recuerda la antigua pugna entre Correa y Nebot, que dominó la política de Guayaquil durante más de una década. Desde 2017, se había dejado atrás la división de las sesiones solemnes por separado, una transición que se inició con la administración del expresidente Lenín Moreno. Durante esos años, las ceremonias de julio y octubre se celebraban en un ambiente de cordialidad, a pesar de las diferencias políticas.
Sin embargo, esta armonía ha comenzado a desvanecerse con la llegada de Noboa a Carondelet. Durante la campaña presidencial de 2023, Noboa fue invitado por Álvarez a participar en las celebraciones de la ciudad, pero no asistió. Desde entonces, las tensiones han aumentado, culminando en la decisión del presidente de organizar su propia sesión solemne, marcando así un regreso a la confrontación política.
Relación Álvarez-Noboa y el caso Triple A
El caso Triple A se ha convertido en un punto focal de la disputa entre el alcalde de Guayaquil y el presidente. Este escándalo, relacionado con el contrabando de combustibles, ha generado múltiples repercusiones para el negocio familiar de Álvarez. La relación entre ambos líderes se ha deteriorado, no solo debido a este caso, sino también por otras cuestiones, como el pedido de una garantía soberana que Álvarez ha solicitado al Ministerio de Finanzas. Sin esta firma, la Alcaldía no puede acceder a fondos necesarios para proyectos esenciales, como llevar agua potable a la zona de Monte Sinaí.
Desafíos adicionales en la relación política
Los síntomas de la creciente tensión entre Álvarez y Noboa se intensificaron desde el primer día del presidente en Carondelet. Noboa eliminó un decreto emitido por el expresidente Lasso que otorgaba a la Alcaldía la competencia para construir el quinto puente sobre el río Guayas. Este tipo de decisiones han agravado la sensación de conflicto y desconfianza entre ambos líderes, contribuyendo a la percepción de que Guayaquil se enfrenta a un escenario político polarizado.
Reflexiones sobre el futuro de Guayaquil
La celebración de los 204 años de independencia de Guayaquil ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de la unidad en tiempos de polarización. Mientras los guayaquileños se preparan para conmemorar su historia y su identidad, las divisiones entre sus líderes continúan. La pregunta que queda en el aire es si Aquiles Álvarez y Daniel Noboa podrán dejar a un lado sus diferencias en beneficio de la ciudad. Las sesiones solemnes por separado de este año no solo serán un indicativo de la situación actual, sino que también enviarán una señal sobre el futuro de la política en Guayaquil.
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