El Gobierno de Ecuador decretó tres días de duelo nacional, del 10 al 12 de mayo de 2025, tras la trágica emboscada que cobró la vida de 11 militares ecuatorianos en la provincia amazónica de Orellana, en la frontera con Colombia. El ataque, considerado uno de los más graves contra las Fuerzas Armadas en los últimos años, ocurrió mientras los uniformados participaban en un operativo contra la minería ilegal en la selva del Alto Punino.

La emboscada y sus responsables
Los soldados fueron sorprendidos por un ataque armado con explosivos, granadas y fusiles de alto calibre, perpetrado supuestamente por el grupo armado colombiano Comandos de la Frontera, una disidencia de las FARC que actualmente mantiene negociaciones de paz con el Gobierno colombiano. Pese a que los rebeldes negaron su participación en el ataque, el hecho dejó un saldo de 11 militares muertos, uno herido, y una baja en el grupo armado.
Un operativo en defensa del territorio
Las Fuerzas Armadas ecuatorianas se encontraban ejecutando un operativo en defensa de la soberanía nacional y contra las actividades ilegales que proliferan en zonas selváticas fronterizas, donde confluyen el narcotráfico, la minería ilegal y la acción de grupos armados extranjeros. Este contexto ha convertido a la región en un escenario peligroso para los uniformados y comunidades locales.
Reacciones del Gobierno y la ciudadanía
El presidente Daniel Noboa fue contundente en su mensaje: “Este crimen no quedará impune”. En un comunicado oficial, la Presidencia expresó que los tres días de duelo nacional son un homenaje a los soldados que “ofrendaron su vida en defensa del bienestar y la seguridad del país”. Noboa también prometió una investigación exhaustiva y la búsqueda de justicia para castigar a los responsables.
El Ministerio de Defensa, por su parte, indicó que se realizarán honores militares a los fallecidos y se organizará un velatorio en una escuela militar de Quito como símbolo de gratitud y respeto. La Fiscalía General del Estado anunció que está realizando las diligencias pertinentes para esclarecer los hechos y dar con los culpables.
El dolor de las familias
El impacto humano del ataque ha sido profundo. Germán Fernando, familiar de uno de los tenientes asesinados, expresó entre lágrimas: “Estoy dolido, pero también orgulloso por la entrega de mi ser querido. Pedimos que se hagan las investigaciones y se dé con el paradero de los delincuentes”. Su testimonio refleja el sentir de muchas familias que hoy lloran la pérdida de sus hijos, padres o hermanos.
Un llamado a la unidad nacional
La tragedia también ha generado un llamado a la unidad nacional. Diversas organizaciones sociales, políticos de diferentes tendencias y ciudadanos han manifestado su respaldo a las Fuerzas Armadas y al Gobierno en su lucha contra la violencia en las zonas fronterizas. Esta unidad resulta vital en momentos donde la seguridad del país se ve amenazada por actores armados transnacionales.
El desafío de la seguridad en la frontera
La zona de la frontera entre Ecuador y Colombia se ha convertido en un punto crítico debido al abandono histórico, la falta de presencia estatal sostenida y la penetración de grupos armados ilegales. Expertos en seguridad coinciden en que el Estado ecuatoriano deberá fortalecer su capacidad operativa y de inteligencia, así como trabajar estrechamente con el Gobierno colombiano y actores internacionales para enfrentar la amenaza.
El asesinato de los 11 militares representa un golpe directo a la institucionalidad y obliga a repensar las estrategias de defensa nacional en zonas de alto riesgo.
Fuente: Infobae
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